El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Pov- Charles Leclerc.
―Charles. ―murmuro Arthur acercándose mientras miraba para todos lados. ―¿No te sientes un poco observado?
Me encogí de hombros, no estaba pensando en quienes me pondrían estar viendo, solo estaba enfocado en encontrar a mi chica.
Quería sorprenderla, yo le había prometido que la encontraría en cualquier lugar y eso haría.
Pierre me había mandado la ubicación de donde estaban y enseguida había obligado a mi hermano a subirse al auto para que me acompañara.
―Tengo que encontrar Saya.
―¿Por qué vendrían aquí? ―mi hermano menor esquivo a un grupo de personas que casi se lo llevan puesto. ―No podrían ir a algún otro lugar más seguro...
―Por qué a ella le encantan este tipo de eventos.
A lo lejos distinguí la figura familiar de mi amigo entre un grupo de personas.
―Ahí están, vamos.
Arrastre a Arthur hasta el grupo de personas y cuando Pierre mi vio, levanto las cejas con sorpresa.
No esperaba verme esta noche, eso era algo obvio.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunto alarmado. ―Si Saya te ve va a matarme.
Puse los ojos en blanco, era gracioso que Pierre le tuviera tanto miedo.
―Joder Pierre. ―me reí. ―No puedes pretender decirme dónde está mi chica y que no venga por ella.
Mi hermano se distrae y se acopla a la conversación de los demás pilotos.
Pero yo no logro ver a Saya entre ellos y ya empiezo a inquietarme.
No por inseguridad, más bien por preocupación.
La última vez que vi a Saya corriendo uno de estos coches, había terminado casi aplastada por el.
Tenía motivos para estar nervioso.
―¿Y dónde está?
Miro a mi amigo, quien pone su atención en un auto azul que pasa frente a nosotros, no se puede ver al conductor porque las ventanas laterales son oscuras.
―Pierre...
―No lo sé, amigo. ―esquiva mi mirada. ―Se fue con George hace un rato y aun no regresaron.
Siento como todo mi cuerpo se tensa.
¿Dónde estás mon amour?
A lo lejos veo como los pilotos comienzan a prepararse para la carrera, hay una tensión palpable en el aire.
Me recuerda mucho a nuestras carreras, todos son conscientes de los riesgos que corren y saben que un solo error puede ser fatal.
El estado de ánimo es serio, con los conductores concentrados en su tarea.
