El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Abu Dhabi; 30 de Noviembre del 2025.
Última carrera de la temporada, el evento más esperado hasta el momento.
Como se está haciendo costumbre en los últimos años, el campeonato se estará definiendo en esta última carrera. No había nada más emocionante y estresante que eso.
Este año contábamos con un hecho especial, no había solo dos pilotos que pelearán por el campeonato. Sino que hay tres posibles campeones, uno con más posibilidades que los otros dos, pero la temporada había sido bastante parcial para todos.
Charles era uno de ellos, era el que más lejos estaba de conseguirlo pero aun así podía lograrlo si las cosas se ponían a su favor, Max también tenía la posibilidad de quedarse con el título y por último, George que es el actual líder de la tabla, y el que (secretamente) espero que gane.
Todo por una poca diferencia de puntos, así que hasta la última vuelta cualquier cosa podía suceder.
Nos encontrábamos en la oficina de Mercedes ultimando detalles para el día de hoy.
Lewis estaba recostado en uno de los sofás, absorto en su celular. En cambio, yo no parabamos de revisar estadísticas y posibles estrategias para el equipo.
―Leche de almendras y dos de azúcar, amor mío. ―canturreo George, entrando a la oficina con el vaso descartable de café con un "saya" garabateado en el.
Se acercó a mí y antes de entregármelo, me dio un pequeño beso en la cabeza como saludo.
―Buenos días, Georgie. ―sonreí y tomé el vaso.
Su compañero se incorporó en su lugar para mirarlo con una ceja levantada.
―¿Nos despertamos de buen humor? ―se burló Lewis, notando la llamativa alegría del piloto.
George negó con la cabeza sin dejar de sonreír.
―Es solo que me siento confiado para hoy. ―aclaro. ―Siento que va a ser una buena carrera.
Me lleve el vaso a la boca para beber un trago, pero cuando el fuerte olor llegó a mi nariz sentí como todo el desayuno que había comido más temprano me subía por la garganta.
No era la primera vez en la semana que me sucedía esto, se estaba volviendo algo de todos los días por desgracia.
Tal vez debería abandonar el café por un tiempo...
Intentando no llamar la atención, volví a dejar el vaso sobre la mesa y me concentré en la conversación que tenían ambos pilotos.
Minutos más tarde llamaron a ambos pilotos para las entrevistas, así que me quedé haciendo unas últimas anotaciones antes de tener que irme al paddock.
