El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Pov- Charles Leclerc.
27 de agosto: Gran Premio de Países Bajos.
He hecho muchas estupideces en mi vida, énfasis en muchas.
Perdí la cuenta y ni siquiera me molesto en intentar recordar qué decisiones tontas he tomado últimamente.
Pero si tuviera que nombrar una, si tuviera una pistola en la cabeza y mi vida dependiera de ello, tengo una decisión extremadamente estúpida de la que me arrepiento todos los días: enamorarme de Saya Wolff.
No por ella, sino por el hecho de lo idiota y descuidado que me he vuelto al estar enamorado.
Siempre había tenido los mejores movimientos para persuadir a la gente con mis palabras y mi personalidad encantadora, envolviéndolos alrededor de mi dedo sin esfuerzo. Pero cuando se trataba de ella me hipnotizaba, me paraba en seco y olvidaba como hablar. Se había convertido en exactamente lo contrario: estaba enamorado de Saya, y ella me tenía completamente enredado alrededor de su dedo hasta el punto de que había dejado de lado mis sueños por estar con ella.
Mi cabeza piensa que sigo tomando malas decisiones, pero estoy seguro que ya sobrepase las malas ideas.
Ahora otra de las cosas estúpidas que había hecho era haber viajar al circuito de Zandvoort por mi propia cuenta, sin la mínima idea de si correría para Ferrari o no.
En realidad si hubiera sido por mí, no lo hubiera hecho, mi orgullo es demasiado fuerte como para volver luego de lo que había sucedido. Pero se lo había prometido a Saya, le dije que hablaría con ellos e intentaría solucionar las cosas para poder correr aunque sea hasta que terminara esta temporada.
Y ya no podía romper más promesas.
―Dios Leclerc. ―exclamo con alivio el director técnico, cuando me vio entrar en el garaje. ―¿Cómo vas a desaparecer de esa forma? ¿No responder los llamados?
Fruncí las cejas.
―Creí que su agente de publicidad les habría informado mi renuncia.
Los ojos del hombre se abrieron como plato.
―¿Renuncia? ¿De qué rayos estás hablando? ―una risa sin diversión escapo de su garganta. ―Estamos a mitad de temporada, Charles.
Sonreí mientras negaba con la cabeza.
―¿Qué sucede con eso de elegir entre seguir corriendo o estar con Saya?
No sé si era idea mía o estaba sucediendo en serio, pero el director parecía realmente confundido.
―¿Saya? ―repitió. ―¿Saya la hija de Toto Wolff?
Asentí.
―Charles, honestamente me importa una mierda con quien estés saliendo mientras a mí me traigas buenos resultados en la pista.
