Bend over boy | Charles Leclerc

-little bad girl.

A pesar de que había accedido de buena forma ir a la fiesta, ya comenzaba a arrepentirme.

Me gustaban las fiestas, la buena música y ponerme un poco más alegre al menos por un rato, pero el tema de alistarme me parecía una tortura.

¿Por qué debía pasar por este sufrimiento?

Deje escapar una gran bocanada de aire y seguí buscando que ponerme.

Termine escogiendo el primer vestido negro que encontré en la maleta, y me maquillé lo más rápido que pude.

Varios golpes sonaron en la puerta de mi habitación, interrumpiéndome.

¿Pedí servicio al cuarto y lo olvidé?

—¡Ya voy!

Grité mientras me acercaba a la puerta, a medio cambiar y con los tacos en la mano.

Las caras amistosas de George y Lewis aparecieron frente a mí.

Fruncí las cejas.

—¿Qué rayos hacen aquí?

—Wow, eres un encanto, tal y como lo recuerdo. —dijo George, entrando a mi habitación y tirándose sobre la cama.

Lewis pasó detrás de él, sonriéndome mientras lo hacía.

Cerré la puerta y los enfrente.

—No me digan que los ha enviado mi padre. —me senté en el sillón frente a la cama.

—No exactamente. —comentó el moreno. —Íbamos a ir a la fiesta, y Toto mencionó que podríamos pasar tiempo contigo.

—En otras palabras. —dijo George. —Sí, seremos tus malditas niñeras.

Rodeé los ojos y comencé a ponerme los tacos.

—Lamento que tengan que hacer esto.

—Oh no lo hagas. —George me dio una cálida sonrisa. —No siempre tienes la oportunidad de volver salir con tu hermosa ex novia.

Lewis lo golpeó en la cabeza, y los tres explotamos en una carcajada.

—¿Estas lista?

—Ya casi. —me acerqué al espejo de la habitación, y me puse el labial rojo cereza que tanto me gustaba. —Listo.

—Siempre me gusto ese color, ¿Me dejas probarlo? —bromeo George.

Poniendo los ojos en blanco agarre mi cartera pequeña y comencé a caminar hacia la puerta.

El castaño se acercó a mí y me ofreció su brazo.

—Salgamos a divertirnos, y dar un pequeño espectáculo.

Su compañero negó a su lado con una sonrisa en la cara.

—Aunque me cueste admitirlo, me gustaría ver un par de pilotos cabreados al ver la escena.