El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Cuando los besos de Charles pasan de ser suaves a bruscos y descontrolados, mis manos suben hasta su cabello y tiro de el para acercarlo aún más a mí.
Escucho como jadea en el beso y siento como mi cuerpo podría derrumbarse aquí mismo, sino fuera porque él me sostiene contra una pared.
Mi celular empieza a vibrar en mi bolsillo trasero y tengo que poner toda mi fuerza de voluntad para poder correr a Charles y atender el maldito celular.
―Charles... ―susurre, mientras apoyaba ambas manos en su pecho y lo empujaba hacia atrás.
Él protesto poniendo una mueca de tristeza, pero lo ignore y mire mi celular.
―Tengo que volver al trabajo. ―dije, luego de leer el mensaje de mi padre y regresar el celular al bolsillo.
―Ojalá pudiéramos quedarnos así para siempre.
Charles tarareó mientras su mano alisaba mi cabello.
―Yo también. ―respondí, mis manos recorriendo su pecho antes de mirarlo a los ojos. ―¿Cómo te sientes para hoy?
―Seguro. ―respondió, con una pequeña sonrisa en su rostro. ―Creo que puedo ganarlo hoy si tengo una buena salida y tenemos la estrategia correcta, entonces puedo poner algo de distancia entre George y yo. ―Charles me miro con una sonrisa divertida ahora. ―O podrías decirles a George y a Lewis que me den una pequeña ventaja hoy.
Riendo por su respuesta, dejo caer mi cabeza sobre su pecho antes de responder.
―No estoy segura de si eso funcionaría, ellos no son tus mayores admirador por ahora.
―Ya lo serán.
Charles corrió el cabello de mi rostro para tomarme entre sus manos, se inclinó y tomó mis labios entre los suyos.
Nunca me aburriría de la sensación de tener sus labios sobre los míos.
Dejó que su lengua se deslizara por mi labio inferior mientras su mano libre se dirigía a mi cintura, atrayéndome más para poder profundizar el beso. Tiró de mi labio inferior, amando la forma en que gemía suavemente ante la sensación.
Me aparte del beso un poco cuando sentí que sus manos comenzaban a deslizarse hacía mis muslos.
―Tienes una carrera a la que llegar, y mi padre me matara si llego tarde.
―Tenemos algo de tiempo...
―Casi nada. ―murmure.
―Hemos tenido menos antes y lo hicimos funcionar... además... ―murmuro, apartándome de nuevo el pelo de la cara. ―Sera una buena forma de motivarme.
―Tu siempre necesitas más motivación...
Me reí contra sus labios, me derretí con su toque mientras se inclinaba y nos volteaba a los dos, quedando el contra la pared ahora.
