VIII. Sigh

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¡Se acabó el hiatus, vamos con todo!

Taehyung suspiró segundos antes de dibujar una hermosa sonrisa cuadrada en su boca.

—Perdón por la demora, ¿me esperó mucho? —Jungkook le preguntó en medio de una agitación.

En plena entrada de la pastelería, Taehyung negó contento, contagiando la misma emoción al omega que le desvió la mirada, tímido. Y es que tener a Jungkook con un leve sonrojo en sus mejillas y sonrisa pequeñita le hacía sentir chispas en el corazón.

—Acabo de llegar —dijo con tranquilidad, tratando de asimilar el hecho de tener ese par de ojos atentos a sus palabras— y si así fuera el caso, te esperaría una eternidad.

El omega le desvió la mirada en cuanto Taehyung le regaló una mirada suave, casi hipnotizante. Tampoco esperó que el alfa le otorgara el pase al interior de la pastelería, siempre tras él como su guardaespaldas y Jungkook le pareció graciosa la forma en como su profesor de leyes básicas se mostraba tan atento; jamás pensó recibir tal trato de alguien, sobretodo de un alfa.

Tomaron asiento en una mesa lejana. El lugar estaba abarrotado y Taehyung no le diría, pero hizo una reservación por miedo a no encontrar mesa, y dicho y hecho, la única disponible era justo en la que se sentaron.

En tanto, Jungkook estaba maravillado. La pastelería tenía paredes pintadas de crema, pequeñas luces amarillas como decoración y en cada mesa había un pequeño florero con margaritas.

—¿No es un lugar muy caro? —Jungkook preguntó con sus manos debajo de la mesa sobre sus muslos, al contrario de Taehyung quien las mantuvo arriba, destilando tranquilidad a pesar de los nervios.

—No te preocupes de ello. Si es caro o no, yo me encargo porque es mi invitación, ¿vale? Solo disfruta.

Pero era difícil, no cuando tiene al alfa sonriendo siempre, transmitiendo calma en todo momento y Jungkook tal vez podría decirle que siente el estómago estrujarle por la mezcla de aromas en el ambiente, en cómo el dulzor de los pasteles se pactaron con las esencias de los alfas y omegas del lugar.

Pero tener a Taehyung enfrente, con sus almendrados ojos en él, era como un placebo para su lobo.

—Lo siento, no quiero aprovecharme de su amabilidad. Es...inevitable preguntar cuando no estoy acostumbrado —murmuró y el mayor tuvo que inclinarse un poco hacia enfrente para oírlo, pues su voz salió baja y la música más las voces de los demás clientes no le permitían oír.

—No tienes porqué disculparte. Lo dije, ¿no? Y además, no hace falta que te dirijas a mí tan formal. Puedes sentirte cómodo.

Vaya, lo había olvidado. Sobre todo cuando Taehyung no era muy mayor que digamos. Era la costumbre de tener profesores que rebasan los cuarenta años.

—Tiene veintiocho, ¿verdad?

—Si, ¿por qué la pregunta? —el alfa le preguntó y Jungkook apretó sus labios, sus indecisos ojos recayendo en una de las margaritas.

—Porque tiene la edad de mi hermano.

Vaya

Taehyung parpadeó asombrado, añadiendo ese detalle a una lista mental luego de haber intercambiado más palabras de las imaginadas. Era un inicio para abordar una conversación a modo que esperaban la atención de algún mesero.

—Entonces... —le murmuró, percatándose de los gestos ajenos, pues Jungkook tenía una particularidad de quedarse callado por un largo rato para después brindar una respuesta corta—, ¿puedes llamarme hyung?

¿Qué?

El omega separó ligeramente sus labios, procesando lo dicho.

—¿"Hyung"? —recalcó inseguro, como si no pudiera asimilar el pedido. Pero terminó asintiendo despacio, tímido con los hombros encogidos— Puedo hacerlo. Pero solo fuera de la universidad. Sería raro en plena clase llamarlo hyung.

SOMEONE I CAN LOVE | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora