XXVII. The barn

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—Anoche oí un golpe. ¿Todo está bien?

Taehyung suspiró antes de dar un sorbo a la lata de soda luego que su madre y Jeongyu fueran juntos a una tienda cercana.

Siendo un jueves por la mañana y estando sentados en los escalones del porche, asintió ante la omega que le dio la vida, agachando la cabeza levemente antes de regresar la mirada al campo enfrente.

—Jungkook tuvo una pesadilla y cayó de la cama —comentó sin mirarla—. No pasó nada más, solo tiene un moretón en la rodilla.

—¿Hay algo que le preocupa? —ella le preguntó con un ápice de preocupación, traía un sombrero de paja con flores rosas, muy bonita.

—Te contaría, pero no tengo su consentimiento —Taehyung le concedió, revoloteando el abanico en su mano—. La situación es complicada para él y hay veces que siento que no puedo hacer nada para ayudarlo. Hago lo que puedo, y él hace lo que puede. Pero ambos solemos sentir que no es suficiente. Somos adultos, pero incluso siéndolos no sabemos lidiar con algunos problemas.

—No importa la edad, hijo, jamás encontraremos una solución exacta, o a veces no existe tal solución. Tu padre y yo tenemos cincuenta años, pero incluso a nuestra edad tenemos problemas que no sabemos solucionar.

Vaya, Taehyung debía admitir que estaba sorprendido.

—Pensé que papá y tú no tenían problemas —admitió y su madre meneó la cabeza, dando un sorbo a la lata de soda entre sus manos.

—Toda pareja tiene sus problemas, algunos más, otros menos, unos graves, y otros no —ella comentó, mirando hacia al frente, con la vista de Jeongyu y Eunjun sentados sobre una manta en el césped intentando que Uju gateara—. Jungkook es un frágil adorno de cristal, o más bien...una porcelana —acotó y Taehyung se inmutó, recayendo en ella—. Frágil, suave, y la cual debe ser cuidada con minuciosidad y lo estás haciendo bien. Desconozco lo que hay detrás de él, pero tan solo mirar sus ojos, se ve a una persona que le han hecho mucho daño.

El alfa suspiró.

—Los ojos no mienten —murmuró y su madre dibujó una suave sonrisa en sus labios.

—Nunca mienten —le concedió—. ¿Y él cómo maneja la situación?

A decir, no sabía cómo explicar para ser lo más sutil posible sin tener que soltar más de lo debido.

—Lo sobrelleva bien —dijo con suavidad—. Ha recibido tratamiento psicológico, pero no es suficiente, necesita más; más tiempo. Y a veces pienso que está retrocediendo, y es difícil, no sé qué pasa con exactitud cuando lo dejo solo en casa, pero cuando llego siempre me recibe con una sonrisa y un abrazo —aspiró con presión en el pecho, intranquilo. La mayor asintió comprensible.

—Asimilación —la omega soltó de pronto y Taehyung ladeó la cabeza—. En esta etapa psicológica habrá algunas recaídas, y es normal. Si esto no sucede cuando recibes un tratamiento, significa que no estás avanzando.

Se rió un poco, pasando la mano por su cabello mientras procesaba lo dicho.

—A veces olvido que eres psicóloga.

Y ella se rió pasando la mano por la espalda alta de su hijo, deteniendo la palma un par de segundos para regresar a la lata de soda al segundo siguiente.

—Prefiero ser una reconocida granjera que vive en paz y armonía antes de perder la cabeza por algunos pacientes.

A decir, Taehyung jamás subestimó la labor de los psicólogos, pero no se imaginaba la cantidad de situaciones que uno debía oír a diario, porque además debía encontrar las palabras correctas para tratar.

SOMEONE I CAN LOVE | KTH&JJKWhere stories live. Discover now