XXXVI. Break our dreams?

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La vida es cuestión de suerte.

Jamás se decide dónde nacer, crecer y la manera de vivir.

¿Tenía la culpa?

Sus párpados se abrieron lentamente, dilucidando la imagen a su par y Jungkook cayó en cuenta que estaba boca abajo contra los mosaicos del piso del baño, sin moverse, sin siquiera tener la voz para soltar un grito de auxilio.

¿Qué pasó?

Su cuerpo tiritó apenas estiró su mano, solo un par de centímetros para alcanzar el celular a una prolongada distancia.

Pero no podía.

—P-por favor... —balbuceó apenitas, sus vacíos ojos aguándose e intentó girarse de lado, solo para bajar la mirada en una súplica de no ser lo que pensaba— p-por...favor...

Y sintió como un par de rocas abandonaron su pecho al no encontrar nada.

Sin sangre, sin desgarros, sus pantalones puestos.

Intacto; estaba intacto.

Sus ojos recayeron en la pared a un costado, pronto desconcertándose, pronto buscando en la extensión del lugar a Yeontan y, sobre todo, a Uju.

Se ayudó con el impulso de sus palmas, levantándose enseguida, el dolor quedando en segundo lugar porque debía ir; debía buscar a su hija porque capaz Jaehyun le haría daño; capaz le podría hacer lo que a él le hizo.

Capaz la podría-

Recobró sus sentidos rápidamente. Salió de la habitación en medio de tambaleos, las piernas siendo débiles tras el golpe de la caída y aferró sus lastimados dedos a las paredes del pasadizo, el mismo que parecía una eternidad para llegar a la sala.

Resiste, resiste.

—Aún puedes ponerte en pie, ¿mh?

Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

La voz provino de un costado de la sala. El alfa avanzó con las manos dentro del bolsillo de ese mameluco gris, su nombre en una etiqueta en el pectoral derecho.

—¿D-dónde está...mi hija...? —cuestionó en un gruñido, sus ojos pactando con los ajenos y el viejo señaló con la barbilla el comedor, la respiración volviendo a él al hallarla puesta en la sillita de comer.

—Si quieres saber dónde está tu asqueroso animal, lo puedes encontrar en la habitación de la niña.

Se respondió.

Sus manos fueron a Uju, cargándola por un momento, todo el dolor anulado apenas la tuvo con él y su hija ocultó la cara en su cuello, la esencia a canela de Taehyung impregnado de una manera increíble, porque ni más ni menos Uju halló la marca magullada en la piel lastimada.

Mas, el contacto fue anulado con brusquedad cuando su hija fue arrebatada de sus brazos, el sollozo haciéndole encender el violeta en sus iris y no pudo alcanzarla, el alfa la había alejado de tal manera que se paralizó aterrado, pidiendo internamente que no le hiciera daño.

Porque de todo, el filo de la navaja contra la piel tierna fue la advertencia para detenerse al instante.

—Sabes lo que pasaría si realizo un corte, ¿no?

Jungkook palideció.

No, no Uju. No la dejaría auxiliarla, menos poder acudir al hospital.

¿Qué debía hacer?

El viejo la tenía recargada en un solo brazo, su sollozo volviéndose chiquito y la navaja sólo pulsaba su piel del regordete brazo, mas no cortándole.

SOMEONE I CAN LOVE | KTH&JJKWhere stories live. Discover now