Capítulo 14

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Aemond había hecho que el Gran Maestre le llevara el mismo té que el Rey le había enviado cuando estuvo en cama. Ella no sabía para que servía pero se lo tomó de todas formas confiando en su primo.

Cuando salió de su habitación vio a Ser Erryk que la miraba un tanto avergonzado y ella sólo lo miro enojada. Era obvio que fue él quien le contó a Aemond que estuvo con Jacaerys esa noche. Pero no era eso lo que más le molestaba, sino que si ella fuera un Lord, un príncipe, en definitiva un hombre, el que hubiese compartido la cama con alguien durante la noche no sería un tema tan escandaloso. Pero ella era mujer. Y le molestaba tener que entender y resignarse a su papel en la vida.

Por eso Daena dudaba si realmente Rhaenyra Targaryen podría gobernar los siete reinos, cuando aún las personas trataban a las mujeres como objetos, como adornos o como fuente de fertilidad para dar herederos hombres a las casas nobles. Como si no tuvieran nada más que aportar al reino. Y Daena estaba segura que ella tenía mucho que aportar. Lo hacía todas las semanas cuando salía de la fortaleza.

Evitó a su tía toda la mañana, ya que no tenía muchas ganas de verla. Pero eso fue fácil, ya que se encontraba en el consejo privado, tomando el lugar de su esposo que se encontraba muy enfermo. Aemond la había dejado en paz y se había ido a entrenar y Helaena estaba perdida estudiando sus insectos.

Su doncella le aviso que la princesa Rhaenyra y su familia estaban próximos a llegar a la fortaleza. Por lo que pensó que debía presentarse en la bienvenida a la princesa.

Para su sorpresa sólo Jacaerys se encontraba esperando a su madre con los respectivos honores que la heredera merecía.

Ella paro su andar, no sabía que decirle, cómo hablarle o cómo actuar después de lo que había ocurrido entre ellos. Además, todas las cosas que Aemond le había dicho la habían hecho sentir tan insegura sobre lo que realmente pasaba con Jace, que ni siquiera podría mirarlo a los ojos sin sentirse como una tonta.

Pero él se volteó hacia ella y le sonrió de una manera tan linda que ella no pudo evitar mirarlo.

- Daena - dijo saludándola.

- Pensé que llegaba la princesa Rhaenyra - dijo confundida - pensé que debíamos venir a recibirla.

Jace soltó una risa sarcástica.

- Como si a alguien de acá le importara recibir de manera adecuada a la heredera al trono. Solo buscan su propio beneficio - dijo algo enojado pero luego se dio cuenta que ella lo miraba un tanto incómoda - Lo siento, sé que son tus familiares.

- También lo son de usted, mi príncipe.

Él la miro divertido. Le causaba bastante gracia que lo siguiera llamando así o que le hablara de usted después de esa noche. Pero Daena era una persona difícil de descifrar y muy correcta como toda Hightower, que desde nacimiento estaba muy ligada a la fe de los siete.

Ella dudo un momento si contarle o no que Aemond sabía lo que había ocurrido entre ellos. Pero decirle eso, sería comprometerlo a cuestiones que él no le había prometido. Y no quería que él se viera obligado a nada.

- Creo que le agradaras a mi madre - dijo él rompiendo el silencio.

- ¿Si? ¿Por qué? - preguntó confundida.

- Porque eres una mujer muy interesante, además me gustaría presentártela personalmente.

Ella se sintió un poco extraña ante esas palabras del chico. No sabía que decir así que simplemente asintió sonriendo y bajando la mirada.

Él, en un acto bastante poco cauto para estar en público, tomó su mano y la miro preocupado.

- ¿Estas bien? - preguntó acercándose a ella.

Dutty | Jacaerys Velaryon Where stories live. Discover now