Capítulo 50

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Aegon caminaba en dirección a la Fortaleza Roja luego de haber ido por su encargo al lecho de pulgas. Sonrió para sí mismo al mirar la caja de bombones que llevaba en su mano. Sí, eso iba a funcionar, tendría al menos un momento donde su mente podría olvidar toda la mierda que era su vida. Y lo mejor sería que si todo salía de acuerdo a su plan podría burlarse de por vida de Jacaerys y podría estar un tiempo con el lobo del norte.

Su madre lo tenía bastante cansado si era sincero. No comprendía el repentino interés que tenía en sus hijos, pero no le agradaba. Aún así parecía que a Jaehaerys le agradaba más estar con la mujer que con sus progenitores, y la verdad es que Aegon lo prefería así. No sabía cómo tratar con él. Con Jaehaera era más sencillo, pero el niño parecía estar más atento a su al rededor y saber más cosas que ella, y Aegon ya no podía soportar que lo mirara de la manera en que lo hacía.

Helaena parecía perdida. Aún más que de costumbre. Y eso lo asombraba bastante si era sincero, ya que pensó que el hecho de que el bastardo de Lord Borros Baratheon estuviera vivo la mantendría mas feliz. Pero Helaena había vuelto a encerrarse en su habitación sin recibir a nadie más que a sus hijos y a su hermano Daeron. A veces Aegon se preguntaba si algún día podría entenderla aunque fuera un poco. Pero ellos nunca estuvieron destinados al otro, no se pertenecían, no se amaban de esa forma. Y aún así estaban atados de por vida.

Caminó a paso rápido por el patio de armas de la Fortaleza Roja, mientras hacia su mayor intento por evitar las miradas de las personas quienes observaban con atención cada uno de sus movimientos. Era como si todo el mundo estuviera esperando que él se equivocara o cometiera algún error. Si, gracias, ya sé que soy un idota. Pensó mientras miraba al grupo de hombre entrenando que de vez en cuando eviaba miradas nada sutiles hacia él.

Sin embargo, una cabellera castaña llamó su atención. Sara Snow ¿no? Se preguntó internamente intentando recordar su nombre. La chica caminaba cargando una cesta en dirección al interior de la Fortaleza. Ella debía saber donde estaba Cregan y Jacaerys, así que Aegon sin pensárselo dos veces se acercó a ella.

- Hola - dijo hablándole por atrás y haciendo que ella se sobresaltara y se volteara.

- Príncipe Aegon - dijo la chica haciendo una pequeña reverencia ante él.

Aegon sonrió bastante cínico al notar que la ponía nerviosa.

- Lady Sara ¿verdad?

- Solo Sara, alteza - se apresuró a decir.

- ¿Haz visto a tu hermano?

- Se ha ido a la cacería con Jace - dijo ella pero rápidamente se arrepintió - Quiero decir con el príncipe Jacaerys...

Aegon no pudo evitar notar que las mejillas de la chica se tornaron un poco más rojas que lo usual. Claro, a ella le gustaba Jace. La verdad es que si Aegon era sincero se sorprendía que no hubieran más mujeres rendidas por él. Era todo el cliché que las damas siempre querían y adoraban en las historias de caballeros honorables. Quizás si aún continuara sin esposa sería todo un partido para cualquiera de esas estúpidas damas de la corte que pensaban que el amor tenía que ser dorado como el oro. Error, pensaba Aegon, el amor ni siquiera era de algún color porque el amor no existía.

- Jace - le dijo sonriendo cínico.

- Ha sido un atrevimiento mío llamarlo así - dijo ella rápidamente - Paso mucho tiempo con la princesa Daena y ella siempre lo llama así, yo no... Ha sido la costumbre de escucharlo de ella.

- Tranquila - dijo Aegon interrumpiéndola - Entiendo que a todo el mundo el gusta el príncipe de Dragonstone, es todo un caballero ¿no?

Ella lo miró con los labios entreabiertos sin saber qué decir. No podía asumir que se sentía atraída por el príncipe Jacaerys, porque tampoco estaba segura si le atraía más él o su esposa. Aegon la observó y casi soltó una carcajada pero en un atrevimiento que fue mucho incluso para alguien como él, se acercó a ella y susurró en su oído.

Dutty | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora