Capítulo 41

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La despedida con el padre de Daena fue un tanto incómoda, pero aún así ella lo abrazó al momento de irse y el hombre le medio sonrió indicándole que estaba orgulloso de ella. Jace se mantuvo alejado dándoles su espacio. No pretendía entender la extraña y claramente disfuncional relación que tenían como padre e hija, pero le agradaba haberle dejado claro al hombre que de ahora en adelante no podía dañar a Daena y que le debía respeto. Sabía que ella lo quería, pero también sabía que se sentía intimidada por él. Y lo más importante, Jace sabía que no debía cometer los mismos errores que su abuelo con un Hightower, necesitaba su apoyo y le daría algunas de las cosas que quería, pero no dejaría que se repitiera la historia de Otto Hightower. Al menos el mensaje que le envío presentándole a Vermax fue más que claro, y al parecer a Lord Ormund le pareció respetable que él defendiera de esa forma a su hija, ya que antes de marcharse le hizo un leve asentimiento de cabeza mostrándole su respeto.

Si bien el hombre se sintió intimidado y comprendió que el príncipe no era tan fácil de manipular como Viserys Targaryen, respetaba que quisiera cuidar de su hija y lo respetaba como príncipe heredero. No era el niñito que se había imaginado y quizás eso le traería problemas, pero ya vería como ganarse su confianza. Después de todo esto era un triunfo, su sangre prontamente se sentaría en el trono de hierro, la casa Hightower tendría un heredero con sangre Valyria y con un dragón y podría ejercer cierto poder sobre su hija para mover sus fichas volviéndose uno de los señores más poderosos del Reino.

La promesa de fue clara, enviaría a varios hombres marchando hacia Desembarco del Rey para exigir la liberación de Lady Baela Targaryen y a cambio entregaría a Daeron. Además, contar con el respaldo de la fe hacia que las cosas se facilitaran un poco, puesto que la gran mayoría de Lores no querrían quedar mal ante la fe y desatar problemas en el Reino. Lo quisieran o no, la fe de los siete aún controlaba gran parte de las desiciones políticas en los Siete Reinos, y que Daena pudiera conseguir el apoyo del Septón Supremo era muy importante para el reclamo de Rhaenyra.

Pero eso no era suficiente, y tanto Jace como Luke lo sabían. Necesitaban al norte, a los Tyrell, al Valle, a las casas de las tierras de los Ríos. Así que Jace emprendió vuelo hacia el norte y Lucerys se dirigió hacia el asentamiento de los Tyrell. Jace le pidió a Daena que se quedara en Antigua, sobre todo para cuidar su embarazo pero ella se negó rotundamente y aunque él pensó que entraría en razón durante la noche, comprendió que nunca ganaría una discusión con ella cuando la vio vistiendo un traje de montar junto a Reid listos para marcharse con él. Si ella se iba, el niño se iría con ella de igual manera. Así que Jace no tuvo más opción que suspirar pesadamente y subir a ambos en su dragón mientras de mala gana le indicaba a Vermax que se dirigiera hacia el norte.

El viaje fue mucho más largo que hacia Antigua, y realizaron sólo una pequeña parada en el Valle donde la prima de su madre los recibió de buena manera prometiendo su apoyo a ellos, ahí pudieron dormir un poco y descansar. Aunque Daena no quería, accedió a dejar a Reid al cuidado de Lady Arryn hasta que ellos volvieran del norte. No sabían cómo sería el recibimiento de Lord Stark y el viaje era largo y frío por lo que era mejor que él estuviera a salvo en un lugar fijo. Jace volvió a insistir en que Daena también se quedara en ese lugar cuidando de su embarazo.

- Si crees que porque llevo a un bebé dentro mío ya no puedo hacer nada estás subestimando a todas las mujeres que han sido madres, incluyendo a la tuya - dijo ella enojada mientras subía en Vermax quien ahora parecía acostumbrado a la chica y cerró los ojos tranquilo mientras ella lo acariciaba.

Jacaerys puso los ojos en blanco mientras se posicionaba detrás de ella listo para partir al norte. Por alguna razón la cercanía y el estar por primera vez en varios días a solas con ella lo hizo sentir deseo de compartir nuevamente la cama con ella. Pero debía evitar pensar en eso en ese momento, debía concentrarse en ganarse el apoyo del norte y en poner las cosas en orden. No en sus deseos carnales por su esposa.

Dutty | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora