Dutty | Jacaerys Velaryon

Capítulo 42

Los días en el norte habían avanzado y Cregan y Jacaerys se volvían más cercanos a medida que compartían más. Bebieron juntos, cazaron juntos, entrenaron juntos y además pactaron un acuerdo que tarde o temprano los volvería familia. Ambos estaban fascinados con el otro. Jacaerys porque veía en ese hombre un igual, ya que toda su vida fue tratado como un niño por parte de Daemon y su madre, o como un ejemplo a seguir por sus hermanos pequeños, pero por primera vez encontraba a un hombre que lo veía como su igual, como su amigo. Y Cregan por su parte, porque no podía evitar sonreír al ver al joven Velaryon temblar de frío por el clima del norte, o tratando de explicarle algunas palabras en alto Valyrio. Le recordaba mucho a su difunto hermano. Además, le parecía un hombre sumamente honorable, puesto que su hermana Sara no había sido sutil en su coqueteo con el príncipe y él la había ignorado, honrando su lealtad a su esposa.

Daena Hightower también le agradaba, era una mujer inteligente, bondadosa y cariñosa. Y aunque los norteños no eran conocidos por su hospitalidad con los forasteros, parecía que la princesa los había cautivado. Sara se había pegado a ella en esos días y le había mostrado la Fortaleza de Winterfell, le contó cómo lo hacían para sobrevivir los duros inviernos y el trabajo de hacían al racionar los alimentos durante esas épocas. Cregan sin duda estaba encantado con la pareja, y los consideraba a ambos dignos sucesores para el trono de hierro. No conocía personalmente a Rhaenyra Targaryen, pero una mujer que había educado a un hijo así debía ser más que digna de sentarse en el trono, y él honraría el juramento que había hecho su padre.

Jace había acordado quedarse un tiempo más, ya que Cregan había llamado a sus abanderados para prepararse y marchar a la capital, por ende era bueno que conocieran al príncipe y Cregan había organizado reuniones donde Jace pudo convivir con los Mormont, los Manderly, los Bolton, los Glover y un sin fin de Lores de casas del Norte. Si bien, muchos de esos hombres le doblaban la edad, respetaban a Cregan y por alguna razón el Guardian del Norte lo respetaba a él como príncipe heredero.

No había mejor ejercito que el del norte le había asegurado a Jace. Y él no ponía en duda eso, ya que había visto a esos hombres entrenar. Sin embargo, en la mente del príncipe aún estaba Baela, no había recibido noticias de Luke, pero esperaba que ya estuviera marchando a Desembarco del Rey con los Tyrell, los Hightower y demás casas abanderadas. Tampoco tuvo noticias de su madre y Daemon, por lo cual asumía que ninguno sabía que tenían a Baela. Y Jace solo rogaba que Aemond la protegiera, si Daena tenía razón y él la amaba la protegería ¿verdad? La protegería incluso de su familia ¿verdad?

Pero ahora estaba ahí en el patio de la Fortaleza de Winterfell entrenando con la espada acompañado de Cregan. Sabía que todos los hombres y mujeres lo miraban, así que debía hacerlo bien. Si bien el recibimiento en el norte fue bueno, los sutiles, y algunos no tan sutiles, comentarios sobre su bastardía y su parecido con Ser Harwin Strong no se hicieron esperar. Debía demostrarles a esas personas que era digno, que era un hombre al que deberían seguir a la batalla. Y aún así no podía evitar sentir que lo veían como un niño, y no como un hombre.

Cregan estaba siendo duro en el entrenamiento y Jace lo notaba. Intentó dar la pelea, de verdad lo intentó. Después de todo Daemon había sido su maestro, pero aún así Cregan llevaba la ventaja. Atacó con fuerza y Jace se agachó para evitar la espada, sin embargo cuando intentó atacarlo el norteño hizo un ágil movimiento con su espada y lo desarmó.

- Eres bueno - dijo Cregan respirando con dificultad - Pero yo soy mejor.

Jace asintió de mala gana, había perdido y todos lo miraban con una sonrisa burlona.

- Tranquilo príncipe - dijo Cregan burlón - Lo hiciste bien, y un Rey no necesita solo ser el mejor peleando, hay más cualidades que debe tener y creo que tú las tienes.