Capítulo 20

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Le dolía todo, por un carajo, hasta los dedos de su mano dolían. Tenía los nudillos enrojecidos y cuando estiraba la mano comenzaba a temblar. Su nariz dolía mucho y estaba llena de sangre seca que su madre trataba de limpiar. Además sentía el ojo hinchado. Seguramente se veía fatal.

Su madre, por supuesto, había hecho un escándalo haciendo que el Gran Maestre lo revisara. Lo que más dolió fue cuando él y Daemon ajustaron su hombro solo con un movimiento. Todos su huesos sonaron y el dolor se extendió por su cuerpo, pero al cabo de unas horas se sintió un poco mejor y el hombro ya ajustado no dolía tanto.

Su abuelo había solicitado una cena familiar hacia unos días, y por supuesto la Reina quería realizarla esa misma noche sin importarle cómo se encontrara él. Incluso pensaba que disfrutaría verlo así durante toda la velada. Era humillante. Su madre estaba muy enojada por eso y pensó en hablar con Alicent para que cancelara la velada, pero Jace se lo impidió.

- No tienes que asistir - dijo su madre - es mejor que te quedes en cama descansando.

- ¿Y darle la satisfacción a Aemond? - dijo riendo - Estoy bien, madre. No te preocupes.

Daemon puso la mano en el hombro de su esposa tratando de darle ánimo.

- Su hombro está bien, lo demás solo son heridas tontas - le explicó - Jace es fuerte y no le dará la satisfacción a los verdes de burlarse de él.

Rhaenyra lo miro dubitativa pero finalmente asintió. Su hijo ya era un hombre y aunque ella quisiera seguir protegiéndolo como un cachorrito, no podía y debía dejarlo crecer.

- Descansa un poco antes de esto ¿está bien? Enviaré a Luke a buscarte cuando sea el momento.

Él asintió y cuando su madre y su padrastro salieron de la habitación se recostó en la cama para tratar de sentirse mejor. Sin embargo, el dolor físico no se comparaba con lo confundida que se sentía su mente y estaba confundida por una razón en específico: Daena Hightower.

¿Por qué había parado la pelea con Aemond? ¿Creía que él era débil? ¿Pensaba que no aguantaría unos golpes de su tío? ¿De verdad pensaba que era tan inferior? Puso su antebrazo en sus ojos y suspiró pesadamente. Era eso ¿o se preocupaba por él? El corazón del chico guardaba la esperanza de que fuera eso, pero su mente le recordaba que ella lo llamó bastardo, que le dijo que no se casaría con él y que quizás pronto se comprometería con otro hombre que no fuera él.

Y aún así no podía odiarla. Podía estar enojado con ella, aborrecerla, lanzarle comentarios ofensivos y miradas duras. Pero no podía odiarla. No podía hacer eso porque la deseaba demasiado.

Cerró los ojos por un momento tratar de evitar pensar en ella completamente desnuda, pero la imagen se le venía a la mente todas las noches. Ahora era peor ya que sabía cómo era la chica sin ropa, sabía cómo era tocarla y como era estar entre sus piernas. Suspiro pesadamente y se puso de pie dispuesto a cambiarse de ropa para la cena de abuelo ya que sólo llevaba unos pantalones negros y nada más.

Pero cuando estaba organizando su ropa, escucho un ruido. Un golpe y un quejido de dolor lo sacaron de sus actividades. Miro hacia la puerta pero nadie tocó, y fue cuando supo que había alguien tras la chimenea que daba a su pasadizo secreto. Tomo su daga y se acercó sigilosamente al lugar para atrapar a la persona que lo espiaba, pero cuando apuntó al cuello de la persona vio a Daena mirándolo asustada.

- ¿Qué carajo estás haciendo? - le dijo enojado mientras bajaba la daga y la hacía salir de ahí de un tirón para que entrarse en su habitación - Estas llena de cenizas - le dijo enojado.

Ella sacudió su vestido y su cabello pero ambos habían quedado un poco grises de igual manera. Ella lo miro nerviosa por un momento, el chico tenía su torso descubierto y solo llevaba unos pantalones negros. Pero más allá de eso le preocupaban los moretones en su rostro.

Dutty | Jacaerys Velaryon Onde histórias criam vida. Descubra agora