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Salgo del baño ya duchada y voy corriendo hacia el vestidor. Me pongo mi vestido plateado, que lo llevo cuidando desde hace una semana.

 Me pongo mi vestido plateado, que lo llevo cuidando desde hace una semana

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Voy rápidamente hacia el baño otra vez y empiezo con el maquillaje. En esta parte es donde más concentración tengo que tener, no queremos parecer un panda cuando el eye-liner nos salga mal y tengamos que quitárnoslo.

Empiezo con aplicarme corrector y difuminarlo. Miro la hora en mi móvil y me desespero.
Se supone que João ya tendría que estar aquí preparándose, pero como no, no lo está.

Esta mañana, mientras comíamos, me dijo que iba a casa de Oblak, para no sé que de ayudarle en algo.
Pero está claro, que ese algo es demasiado complicado, ya que no está aquí y en menos de 45 minutos tenemos que salir dirección: casa de Bea.

Sigo con mi maquillaje, pero casi me sale mal la sombra de ojos cuando escucho el tono de llamada de mi teléfono. Dirijo mi vista hacia él y veo el nombre agregado: J🤍.

Descuelgo la llamada furiosa.

—¿Se puede saber dónde coño estás João?— le pregunto casi gritándole mientras sigo con la máscara de pestañas.

—Eh, eh, eh, ¿quién coño te crees para gritarme?— me dice a la defensiva y yo siento como me hierve la sangre.
¿Pero a este qué le pasa?

—Mira João, ahora no tengo tiempo para tus gilipolleces, necesito que me digas dónde estás, tenemos un compromiso, por si no te acuerdas— le suelto con mala gana.

Escucho como maldice a través del aparato electrónico.

—Claro que me acuerdo, estoy en la puerta de casa, me he dejado las llaves dentro, ¿me puedes abrir?—.

Yo bufo cansada de todo y corro escaleras abajo, verás tú que al final llegamos tarde.

Llego hasta la puerta principal y la abro, con más fuerza de la necesaria.

Nos miramos. Veo que va vestido con una simple sudadera y un pantalón de oscuro. Este chico es un desastre.

Me hago a un lado para que pase y él, después de mirar descaradamente mi escote por unos segundos, decide pasar dentro.
Yo ruedo los ojos.

—Mira, me da exactamente igual lo que hayas hecho toda esta tarde, porque no somos nada y no me interesa tu vida—.

No te lo crees ni tu chata.

Ya tardaba en salir la dichosa conciencia. Cállate un rato.

—Así que, yo me subo a terminar de arreglarme y tú haz lo que te dé la gana, pero a las 20:30, tenemos que salir.— sentencio la conversación y me giro para subir las escaleras rápidamente.

João parece un crío de 14 años que no tiene sentido de la responsabilidad. ¿A caso se cree qué voy a ser su madre? De eso anda, él ya tienen una. Y creo que ya es bastante adulto como para darse cuenta de sus actos.
Sabe que hoy tenemos una cena con sus padres, y decide que es mejor irse a jugar a la play con los amigos, antes que estar aquí preparándose.
Y luego estoy yo, que me he pasado toda la tarde limpiando, pudiendo estar de compras con Bea, ¿y por qué?, porque prefiero ser responsable.

Desde un inicio [João Félix]Where stories live. Discover now