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Avanzo por el largo pasillo hasta llegar al campo de entreno.
Veo que las chicas están hablando entre ellas en una fila de la gradas.
Me acerco hasta ellas y justo Erika se gira hacia mí con una sonrisa radiante de las suyas, y enseguida Mía viene hacia mí corriendo.

Me agacho para cogerla en brazos.

—Buenos días preciosa, ¿has venido a ver a papi?— ella asiente alegre mientras juega con mi pelo.

Llegamos a los asientos y Paddy se levanta de golpe dando un gritito agudo, lleno de emoción. Extiende sus brazos hacia mí y me abraza eufóricamente mientras yo me río.

—¡Tenía muchas ganas de verte perra!— me dice y yo le sonrío alegre.

—Yo también pad, no creas que me he olvidado de las tardes de cotilleos.— le digo guiñándole un ojo y ella levanta las cejas dándome una mirada pícara.

Nos sentamos con las demás y Mía se va corriendo hacia una parte reservada del campo, donde están los demás peques jugando juntos. Es adorable verlos a todos juntos imitando los ejercicios que hacen sus padres.
No puedo evitar sonreír al verles.

—Buenos días guapas.— digo mientras me doy dos besos con Bea, quien también me abraza como Paddy y yo me río.

—Bueno, espero que nos cuentes como es eso de que te casas.— me dice Pad.

Yo enseguida me pongo roja y los nervios poco a poco vienen hacia mí.

—Bueno.., ni yo me lo creo.

—A João le veo buena persona, creo que vais a ser muy felices juntos.— dice Erika y yo la miro agradecida.

—¡Yo igual! Pero ahora necesito que me resuelvas esta duda.— me dice Pad y yo la miro con el ceño fruncido pero divertida.

—Dime torbellino.

—¿Es verdad que tu prometido está como un tren debajo de ese chándal turquesa?— pregunta Pad y me pone su puño delante de mi cara como si fuese un micrófono.

Yo me carcajeo y me pongo roja a la vez.

—¡PADDY!— dice Bea mientras la agarra del brazo.

—Últimamente está muy salida.— dice Erika mientras se ríe y le saca una foto a los peques.

—¡Oye! Es una pregunta de lo más normal, necesitamos saberlo.— dice intentando defenderse mientras yo sigo incrédula.

—Querrás decir necesitas, yo no lo he pensado nunca.— dice Erika mientras la mira con orgullo reteniendo una carcajada.

—No mientas morena, sabemos como miras al modelo de Hugo Boss cuando patrocina colonias— dice Bea.

Paddy y yo nos giramos de golpe, y a la vez, hacia ella con cara de asombro. Inmediatamente Erika se tapa la cara con las manos.

—¡No te creo! ¡O sea que es verdad!— dice Paddy mientras la zarandea eufóricamente por los hombros para chincharla.

Eri se pone recta y nos señala a todas.

—Eh, eh, eh, que no soy la única, aquí Bea también mira muy a fondo a los obreros que van a su casa.

Y otra vez, Paddy y yo volvemos a girarnos a la vez y de golpe para mirarla.

—Bueno, bueno, está claro que todas miramos, pero Irene sigue sin responder.

Siento la mirada de las 3 y me pongo roja de nuevo.

—Vale, vale —levanto las manos en señal de rendición—, es verdad la teoría de Pad.— les digo mientras aprieto los labios para evitar reírme.

Desde un inicio [João Félix]Where stories live. Discover now