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Termina de abrir la bolsa y saca los dos paquetes envueltos en papel de regalo.
Me mira curioso mientras se ríe y yo le pido que lo abra ya.

Empieza a romper el primer paquete y cuando termina ve que son unos botines de fútbol nuevos.
Son en colores azul y amarillo, y tienen grabadas nuestras iniciales en un corazón, que se encuentran en el lateral de la bota derecha.

Él me mira sonriente y veo que sus ojos brillan, eso me alegra aún más.

Se levanta corriendo y me abraza como un oso. Yo me río y le sigo el abrazo. Él se aparta pero empieza a darme besos por toda la cara, yo no puedo parar de reírme.
Y escucho a Bea de fondo decir un leve: "awwww".

—¡Gracias morena! Joder, necesitaba unos urgente.— me dice y no para de mirarlos.

—Tengo que admitir que tu madre me ha ayudado un poco.

—Entonces ahora lo entiendo todo.

Vuelve a su sitio y empieza a abrir el siguiente paquete.

Lo termina de romper y se da cuenta de que son 2 cajas. Una de ellas se da cuenta de que son unos cascos para el set up, y la otra, cuando la abre ve que hay un sobre.

—¿Un sobre?— me pregunta dudoso.

—Ábrelo, confía en mí, te va a gustar.— le digo contenta, pero los nervios de su le vaya a gustar no se van.

Lo abre y se da cuenta de que son dos billetes de avión de ida y vuelta para ir a Viseu, Portugal.

—Son para que vayas con alguien que te apetezca que te acompañe.

Él me mira con cariño y le sale una leve sonrisa de lado.

—Bueno chaval, vaya novia que tienes eeeh— le dice Koke y yo me sonrojo.

João se ríe y me rodea los hombros con un brazo para luego darme un beso corto en los labios. Yo me tenso enseguida pero João se aparta.
Yo vuelvo a respirar en paz.

(...)

Ya han pasado 2 días desde la cena de navidad.

Ahora me encuentro en el salón terminando un artículo deportivo mientras João está en el entreno.
Hace una semana que el Atleti ha vuelto a los entremos, mañana tienen un partido contra el Espanyol.
Pero ya que João estuvo jugando más días en el mundial, respecto a sus compañeros, tiene 2 días de vacaciones desde mañana.

Estoy terminando de escribir las últimas palabras cuando se escucha la cerradura, de la casa, abrirse y yo levanto la vista para ver de quién se trata.

—Joder que asco de todo.— dice João mientras se quita el abrigo y lo deja en el perchero de la entrada.

—¿Por qué dices eso?— le pregunto intrigada.

—Resulta que ahora tengo una lesión y me pierdo el partido de mañana.

Yo agrando los ojos y me levanto para abrazarlo. Él me lo sigue.

—Lo siento mucho João, ¿es grave?

—Que va, es una tontería, pero estaré los dos días de vacaciones sin hacer esfuerzos.

—Lo bueno es que no es grave, pero no tenias planeado hacer nada, ¿o sí?.

Él niega con la cabeza.

—¿Ves? Pues ya está, no te preocupes más, lo darás todo en el siguiente partido para que se den cuenta de lo que vales y el de mañana, pues les apoyas viéndolo en la televisión.

Le doy caricias en el brazo y él se me queda mirando fijamente.

—Gracias Irene— me dice y yo me pongo nerviosa.

—No me las des portugués.

—Sí te las doy porque a pesar de no conocernos mucho, nunca me has gritado, nunca me has pegado y sobretodo, me has apoyado moralmente sin tener porqué.

Veo que su mirada está perdida y siento como si me partieran el corazón.
¿¿Por qué me tenían que crear tan sensible??

—João, ¿cómo que gritar o pegar?— le pregunto asustada por él.

—Es una larga historia...

—Ven, nos sentamos y me la cuentas.

Rodeamos el gran sofá blanco y nos sentamos uno al lado del otro. Él sigue con la mirada perdida y yo le doy un apretón en la mano, para que empiece a contarme.

—Resulta que mi ex, la loca que se coló en casa, ya la conoces, —yo asiento— bien, pues resulta que en medio de nuestra relación, me empezó a culpar de todo lo malo que le pasaba, me reprochaba cosas sin sentido, incluso me insultaba por audios de WhatsApp cuando no me encontraba en casa, pero yo estaba entrenando. Yo intentaba dialogar con ella para que dejara de actuar así, pero se enfadaba aún más.
No sabía que hacer.
Pero de un momento a otro, todo empeoró.
Me culpaba de estar siéndole infiel cuando no era verdad, me gritaba, me pegaba, me tiraba cosas, una vez hasta tocaron a la puerta los vecinos para ver si todo estaba bien.
Yo no quería entrar en mi casa Irene, me quedaba en el coche.
Incluso me rastreaba el móvil para saber dónde estaba.
Era todo una tortura.
Muchas veces, intentaba contarle mis problemas, tanto físicos como psicológicos, pero no me escuchaba, o simplemente estaba de fiesta.
Me enteré por redes sociales de que me fue infiel y para mí ya fue el colmo. Ya que ella me culpaba siempre a mí.
Pedí una orden de alejamiento y la sacaron de mi casa.
Me mudé a esta, ya que se conocía la dirección de la antigua, pero se ve que esta también la ha averiguado.
No sabía nada de ella hasta que viniste tú, se ve que le molestó.

Yo me quedo atónita cuando termina de contármelo todo. Sigo sin saber cómo ha podido aguantar tanto estar en una relación tan tóxica. Al menos todo acabó y ahora ya puede rehacer su vida, pobrecillo.

—Joder João, eres un hombre muy fuerte, ¿lo sabes no? No mucha gente es capaz de aguantar tanto tiempo en una relación así de tóxica.
Pero creo que con lo poco que me conoces, sabes que no te trataré así nunca, ni yo misma me lo perdonaría.
Y que sepas que siempre te voy ha apoyar en todo, estate tranquilo.

Le sonrío con cariño y él me abraza tan fuerte que me sorprendo.

El resto de la noche la pasamos tumbados en el sofá, viendo varias películas mientras comemos palomitas.
Si el cholo le viera le cortaba la cabeza.
Seguirá conservándola mientras el argentino no vea nada.

Desde un inicio [João Félix]Where stories live. Discover now