Prólogo

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Podía ver con claridad a mi padre ser arrastrado por muchas mujeres hacia alguna habitación de la fiesta.

En mi mano, tenía un vaso de vidrio con algo de whisky caro. Había olvidado el número que llevaba.

El sofá donde estaba arrescostada, está atestado de mujeres esperando ser llevadas por mí a mi habitación privada de esta noche.

Todas tenían una sola meta:

Qué las metiera conmigo y fueran las elegidas de tener a mi primogénito.

Para ellas, darles mi primer hijo es la obra más grande de la naturaleza y de sus vidas. Era el premio mayor.

En mi mundo, existe un solo Orden Mundial.

Mi padre era quien gobernaba todo el planeta tierra. Luego, pasaría a ser mío. Estaba capacitada a nivel superior para ejercer mi mandato. Nadie se podía comparar a mi inteligencia.

De ser así, lo mandaría a matar.

En la tierra los Jauregui's éramos como los dioses. Nada pasaba sin antes pasar por nuestros oídos, vista, olfato, tacto o labios.

No nos considerábamos como un mandato régimen. La mayoría todo era liberal. Cada quién se metía en las cosas que quería.

Solo existía una regla desde hace muchos años atrás: todos debían tener una vida de monogamia.

¿Por qué? Ni siquiera mi padre lo tenía claro.

Por ahora, solo podían existir dos personas no monógamos: mi padre y yo.

¿Por qué? Fácil. No podíamos tener una vida quieta o tranquila. Éramos nómadas a nuestra manera.

Surgían demasiados asuntos importantes dónde nuestra presencia era inminente.

Mantener una vida monógama era sumamente difícil. Tener a una pareja a tu lado vayas donde vayas no sería fácil. Entonces, se decidió eximir de este mandato a los líderes mundiales.

Los Jauregui's.

Claramente, todo se salió de control de poco a poco. Nos habíamos hechos unos casanovas sin reparo.

Esa noche, en Suecia. La conocí.

Dinah la había traído esa noche cuando estaba siendo desvestida por todas las mujeres a mi alrededor.

Era tan tímida, callada y asustadiza.

Aún recuerdo las palabras que dijo Dinah:

-Es virgen, sus padres te la regalan.

La miré de pies a cabeza. Lucía frágil y muy joven para ser entregada de una manera tan fácil. Apenas me había mirado.

Le hice una seña a Dinah para que saliera y la dejará. Sería mi reserva. Si las otras cinco no me complacían, podía intentarlo con ella.

-¿Cuál es tu nombre?

Todas las otras mujeres se detuvieron al escuchar mi voz. Estaban atentas a quién había dirigido mi atención. Deseosas de haber sido ellas.

La niña frente a mí, no lo había notado. Por lo que otra, se le acercó y la hizo responderme.

-Ca... Karla Estabrao.

Volví a mirarla completamente. Sí, parecía agradable.

-Siéntate y mira el espectáculo. Luego, te tocará a ti.

Todas las demás rieron y siguieron en lo suyo.

Jamás pude olvidar esa noche. ¿Cómo habría de hacerlo?

Ella me hizo monógama.








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Nota de la autora:

¡El inicio!

Siempre he dicho que un buen inicio es lo que capta la atención de todos. Eso me pasa a mí.

Veo algo malo y lo deshecho.

Espero esto les haya gustado y puedan seguir adelante.

Esperen más sobre este desenlace. Estará muy interesante.

Sin más por decir:

Desliza...

MonógamaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora