Capítulo 4

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27 DE ENERO DE 2040

ORDEN MUNDIAL

ESTOCOLMO, SUECIA

-Eres el colmo, Lauren.

Giré mis ojos y seguí esperando a que la desquiciada mujer saliera del baño.

Ush, cuánto la odiaba.

Dramática.

Apenas había logrado introducirme en ella cuando empezó a gritar como demente, las personas le notificaron a Dinah y ella casi me saca a palos del baño para que dejara a la niñata seguir llorando desconsoladamente.

-Sácala y lárguense de aquí. Quiero dormir.

-Bien puedes irte tú. Además, ya haz dejado a todas rendidas.

Mira alrededor donde estaban las otras cuatro mujeres muy cómodas dormidas entre ellas. Suspiro, tomó mis cosas y salgo, pero antes de salir en verdad, le hablo.

-Qué no se te escape, no he terminado con ella.

-Eres una irreparable. Debe odiarte.

-No más que yo a ella.

Asintió y me sacó de la habitación. Antes, me había dado el número de su piso y fue allí dónde amanecí el día de hoy.

Dinah se encontraba a mi lado muy bien dormida dándome la espalda y solo con una camiseta grande como siempre que dormía. Me sorprendía que no estuviera totalmente desnuda. Me puse de pies para ir al cuarto de baño y hacer mis necesidades antes de tomar una ducha. Los recuerdos llegaron a mí poco a poco. Había sido una buena noche antes de tener que lidiar con la virgen desquiciada.

Tomé algo de ropa que encontré por allí y me la puse. Después, salí para pedir algo para comer, pero me encontré con la desdicha de toparme con la mujer desquiciada dormida plácidamente sobre el sofá del salón principal. ¿Y qué hacía ella aquí? No se merecía siquiera que la volviera a ver.

Patee el sofá para hacerla despertar y surgió efecto, se despertó poco a poco hasta toparse con mi mirada. Su cuerpo de inmediato se encogió y se cubrió con la sábana con rapidez. Maldita loca.

-Ni pienses que quiero volver a verte.

Ella hace mala cara antes de taparse en su totalidad. Niñata. ¿Quién se comportaba de esa manera? ¡Nadie! Solo una niñita.

Caminé hasta el teléfono y me contacté con alguien de la cocina. Me preguntaba si habría alguien que no estuviera borracho. Para mi suerte, había alguna persona coherente.

-Sí, para pedir desayuno y que alguien saqué a una persona desquiciada de la habitación.

Ella asomó su cabeza para fulminarme, no le quité la mirada de encima y espere a que respondiera.

-¿Quiere a la policía, Sr. Jauregui?

-Si fuera posible, sí.

-¿Con quién hablas, Lauren?

Dinah hizo acto de presencia con solo su camiseta grande puesta. Mi mirada no se quitaba de la otra mujer en la sala. Mi compañía lo notó y se interpuso en nuestro camino. Fue allí cuando le miré.

-¿Qué haces?

-Intentando hacer que se vaya esa desquiciada de aquí.

-¿Cómo se atreve?

Ella hablo detrás del cuerpo gigante de Dinah. La mujer del teléfono dijo que llamaría a seguridad y que el desayuno no tardaría mucho.

Me alejé del teléfono para caminar a la cocina y tomar algo de agua y una pastilla. Mi cabeza me dolía levemente y para mejorar necesitaba alguna pastilla. Dinah entró y me miró interrogante.

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