Capítulo 19

713 50 4
                                    

18 DE FEBRERO DE 2040

ORDEN MUNDIAL

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA

La eché sobre la cama, totalmente desnuda.

Miré su cuerpo, lo contemplé como a ninguno otro anteriormente. Tragué grueso.

Estaba teniendo un mal presentimiento de mis acciones y sabía que me traería problemas tomarla como mía esta noche.

Se apoyo en sus codos, expectante de mi siguiente movimiento. Lo único que no tenía era la camisa, estaba vestida totalmente a comparación de ella.

Dirigí mis manos hasta la hebilla de mi pantalón jeans y desabroché botón a botón con su mirada puesta en mis dedos. El bulto era notable y ella sabía que estaba así por ella.

Al estar en su desnudez total, podía ver su pecho subir y bajar con rapidez por cómo se sentía justo ahora. Estaba deseosa, calienta y muy húmeda a mi espera.

Bajé mis pantalones cuando estuvo todo desabrochado, quede en mi ropa íntima que era mucha más ajustada que la de cualquier hombre. Su mirada estaba puesta totalmente en mí y eso siempre me había gustado.

Con una sonrisa divertida quité mi top con rapidez. Viendo como ella aguantaba la respiración por un segundo al verme casi desnuda, nuevamente. Aún no podía olvidar el momento en que nos habíamos conocido.

Relamí mis labios, ansiosa y baje mi bóxer. Mi miembro salió totalmente erguido, listo para ser utilizado.

Me tumbé sobre la cama, sobre ella. Pude ver algo de temor en sus ojos, sonreí.

-No te preocupes, te dejaré totalmente lista para que me recibas como si no fueras virgen.

Ella me miró confusa, pero asintió un poco tímida. Toda su valentía se había ido en cuando le había desnudado.

Besé sus labios rápidamente y descendí por su torso con lentitud. Besé su clavícula dejando besos húmedos y marcas clara de mi posesión. Ella dejó salir un gemido ahogado, me deleite con el sonido tan erótico. Seguí, descendiendo hasta llegar a sus pechos. Nuevamente, tenía sus ojos expectantes en mí.

-¿Confías en mí?

Negó. Reí.

-Desde hoy lo harás. Dame tus manos.

Las extendió algo reacia, las tomé con fuerza y las puse sobre mi cabeza haciendo que tomara hebras de mi cabello.

-Hazme saber cuánto te gusta que te toque.

-¿Qué? ¡Ah!

El primer apretón llegó respondiendo su propia pregunta.

Mi lengua había entrado en contacto con sus pezones erguidos. Lamí con maestría sobre ambos, dándole el tiempo ideal a cada uno como debía. Sus manos se cerraban sobre mi cabello respondiendo a mi petición hace minutos atrás, así podría saber con certeza cuánto le estaba gustando todo mis movimientos.

Me alejé de ambos con una mordida suave, sabía que estaba muy sensible a cada uno de mis toques por lo qué al escuchar un gemido alto, no me tomó por sorpresa.

Miré sus rostro, su boca estaba entreabierta por donde debajo salir bajos gemidos, suspiros y mi apellido en susurros. Tal vez, ella pensaría que yo no la lograba escuchar, pero era muy clara cada vez que susurraba. Sus ojos estaba cerrados y su cabello estaba despeinado alrededor de ella.

Sonreí al ver tal espectáculo. Lo recordaría por siempre, de eso estaba segura.

Hice un camino de besos húmedos por todo su abdomen hasta llegar a sus caderas. Besé toda la extensión entre ambas y siendo un poco sucia lamí ambos huesos sobresalientes. Ella me miró sorprendida ante mi acto.

MonógamaWhere stories live. Discover now