Capítulo 5

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27 DE ENERO DE 2040

ORDEN MUNDIAL

ESTOCOLMO, SUECIA

Las personas pasaban a mi alrededor corriendo de un lado a otro para ir a su trabajo, escuela o simplemente a hacer algún ocio. Yo tenía entre mis labios un cigarrillo.

Mientras seguía viendo a las personas y gastándome el vicio incontrolable que tenía con el cigarro, Dinah bajo a hablar.

-¿En serio piensas ir allí sola?

Negué y tomé el cigarro entre mi dedo índice y pulgar.

-La desquiciada me acompañará.

Ella rió a mi lado.

-¿Piensas llamarla así de por vida?

-Solo le di su nombre ideal.

Sonrío y miro hacia al frente como yo.

-No creo que sea buena idea llevarla, Lauren.

-¿Por qué no? ¿Ya te haz encariñado?

-No creo que ese tipo esté feliz de ver a su hija desheredada contigo.

-Ellos me la regalaron, ¿recuerdas?

-Sí, pero no para que armarán una contra a ellos.

-Debieron pensarlo antes.

Suspiró, tomó el cigarro y lo tiró al piso para pisarlo con sus zapatillas blancas. Me quejé, pero ella me detuvo.

-Tienes que tener un plan más planificado, Lauren. No puedes ir simplemente así.

-Da igual, hoy tengo una carrera. Nadie de ellos saben quién soy, siempre llevo el casco puesto.

-Tu cuerpo es reconocible a metros, Lauren. ¿Qué mujer normal tiene tu contextura?

-¿Me estás diciendo anormal?

Golpeo su frente, exhausta de lidiar conmigo. Sonreí, le había sacado de sus casillas y amaba hacerle eso.

-Sabes qué, haz lo que quieras. Si mueres diré que te escaparte y nunca me dijiste nada. Tu padre no estaría molesto de gobernar unos años más y seguir siendo libre de su vida como monógamo.

Deje caer mi cabeza, cansada. No había descansado mucho y quería competir porque era una de las únicas cosas que podía hacer sin tener que ser la heredera Jauregui. Nadie me conocía y yo no conocía a nadie. Me gustaba eso.

-¿Qué quieres hacer, entonces?

-Tratar bien a Camila y hacerla ayudarnos.

-¿Piensas creer en esa desquiciada?

-Déjala de llamar así, se sentirá mal y jamás querrá cooperar.

-Si quiero que cooperé, lo hará y listo.

Golpeo mi nuca. Levante mi cabeza y la miré mal. ¿Qué se creía ella?

-Deja de ser tan prepotente y egoísta.

-¡Es la verdad, Jane!

-Puedes ser un poco considerada, ¿no lo crees?

Giré mis ojos. No quería serlo con ella. Me había tratado mal y lo seguía haciendo, ¿por qué debía serlo?

-Encárgate de ella, entonces. Dime los avances y veremos que haremos.

-¿Por qué tanto interés justo en ese mercenario? Para nadie es un secreto que existen muchos.

-Ese es el más cercano al que hemos estado, Dinah. Tal vez, pueda mejorar el orden mundial acabando con ellos uno a uno.

Suspiró y asintió.

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