Capítulo 15

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8 DE FEBRERO DE 2040

ORDEN MUNDIAL

BUENOS AIRES, ARGENTINA

-Morirás aún más joven, Jauregui.

Giré mis ojos mientras inhalé nuevamente el humo. Camila me miraba en desaprobación. Con una sonrisa expulsé el aire en su dirección.

-Eres un asco...

-No puedes prohibirme todo, Camila. Yo no te he prohibido nada.

-Sí, mi libre albedrío al tener que aceptar ser la líder del bajo mundo.

-A cambio me tienes. Dinero, poder y mucho sexo en cuánto me dejes.

-¿Piensas que eso es todo? Puedo obtener todo eso, sola.

Enarqué una ceja, curiosa. Apagué el cigarro en el cenicero a mi lado y me incliné apoyándome en mis propias rodillas para estar más cerca de su rostro. Ella se alejó ligeramente.

-¿Qué más quieres entonces? ¿Mi cariño? ¿Mi amor? Eso será difícil de conseguir, Camila. Nunca he sentido eso.

Fue el momento de ella acercarse a mi rostro, ambas cara a cara. Me gustaba su actitud, su manera ruda de ser.

-En algún momento lo sentirás, Jauregui. Tal vez no conmigo, pero lo harás y verás que estaba en lo correcto.

-No me tengo restringido tener ese sentimiento, Camz. Sin embargo, nadie se ha ganado esa parte de mí.

Se removió un poco al escuchar que la llamara Camz, me pareció un buen movimiento de mí misma. Sonreí y ella lo hizo un poco titubeante.

-¿Te gusta el Camz? Me parece bastante original, ¿no?

-Mucho, sí.

Me alejé y miré por la ventana. Estábamos en una área privada de alguna discoteca de la ciudad. Había muchas personas bailando en la pista de baila, quise estar allí por un momento, pero luego recordé que tenía a una mujer que atender.

-Bueno, podemos empezar cuando quieras.

Volví a sentarme frente a ella, una sonrisa burlona apareció en su rostro. ¿Por qué era tan burlona? Me hacía sentir mal conmigo misma.

-Esto no se trata de forzar, Jauregui. Debí fluir y tengo una buena manera de conseguirlo...

Una mujer se acercó con una bandeja y una botella completa de whisky, con dos vasos de vidrio y hielo. Camila le agradeció y puso todo sobre la mesa que se interponía entre ambas. Sirvió y me entregó un vaso completo.

-Esto...

-Lo sé, no es tradicional, pero luego me dará pereza tener que servirnos nuevamente.

Brindó chocando nuestros vasos de vidrio y bebimos. Bebí un poco más que ella, sabía que esto no haría tanto efecto en mí como ella quería.

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UNA HORA DESPUÉS

-¿Entonces ya nos conocíamos?

Camila rió frente a mí y asintió. Parecía que me lo había repetido más de una sola vez.

-No te recuerdo.

-Bueno, en ese momento no era mi mejor versión. Ya sabes, no cuidaba de mí misma.

-No puedo imaginarte de otra manera que no sea esta, Camz.

Pude ver un ligero rubor en sus mejillas, relamió sus labios y sonrío en mi dirección. Respondí a su sonrisa y luego tomé un poco de la sustancia que tenía en mi vaso.

MonógamaWhere stories live. Discover now