Capítulo 8

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29 DE ENERO DE 2040

ORDEN MUNDIAL

MIAMI, ESTADOS UNIDOS

Cuando me volví a topar con las chicas ya eran pasadas las cuatro de la tarde.

Mi padre estaba desaparecido, por lo tanto tenía el día libre para mí o bueno, lo que restaba. Seguro, aparecería mañana para hacernos ir a otro país.

Dinah y Normani me habían invitado a la cena en su casa. Era extraño cenar en una casa familiar por lo que acepté. Debía hacerlo, después de todo era yo quién me llevaba a Dinah lejos de su prometida.

Iba rumbo a su casa, tenía una música suave en las bocinas del auto y manejaba a una velocidad reducida. Bastante tranquila para mí. Me sentía renovada y por mi mente pasaba continuamente una sonrisa.

La desquiciada se había metido en mi mente.

Detuve el auto en un Starbucks cuando recordé que no había tomado mi dosis de café necesaria. Compré para todas y una caja de donas. Con eso debían complacerse, no siempre era tan generosa. Volví al camino mientras tomaba de mi café y me comía una dona. Estaba todo bueno.

Arribe en la casa de las prometidas, bajé todo y toque el timbre. La puerta la abrió la desquiciada, tenía una sonrisa hasta que me notó. Sonreí hipócrita.

-Yo también me alegro de verte, desquiciada.

-Camila.

Pase por su lado golpeando ligeramente su cuerpo. Me gustaba hacerla molestar, era muy fácil. Caminé hasta la cocina y dejé todo sobre la barra.

Normani fue quién me recibió allí con una sonrisa encantadora. Ella siempre tan feliz. Dinah apareció después poniéndose una camiseta.

-Dinah, te he dicho que tenemos nueva inquilina...

Normani le reprendió de su acto al estar presente Camila. Ella miraba lo que estaba en la barra con gran apetito. Tomé un café y una dona y se lo extendí.

-Toma, parece que Dinah no te alimenta bien.

Pude ver el odio pasar por sus ojos, pero calló tomando lo que le extendía. Alguien extrañaba mucho algunos privilegios que tenía antes.

-La hemos alimentado muy bien, ¿verdad, amor?

Dinah preguntó hacia Normani, obviamente asintió. Parecía que ella era la encargada de hacer la comida mientras nosotras tres la veíamos desplazarse por todo el lugar con gran facilidad.

-¿Necesitas ayuda, Normani?

Me voluntarie. Ella me miró confusa.

-¿La Sr. Jauregui voluntariada? ¿En qué universo paralelo nos encontramos?

-Dinah, dile quién muchas veces te cocina.

Ella me miró y asintió comiendo una dona.

-Lauren cocina muy bien, amor. Debes darle una oportunidad.

Sonreí con superioridad. Me puse de pies, rodee la barra y me coloqué a su lado. Justo quedaba frente a frente a la desquiciada quien tomaba de su café muy alegremente.

-¿Te gusta Starbucks?

-Era mi desayuno habitual.

Respondió de manera rápida y simplificada. Asentí.

-Dime, Normani, ¿en qué te ayudo?

-Haz la ensalada, yo hago lo demás.

Asentí. Saqué todo lo necesario y me puse manos a la obra justo frente a la desquiciada. Quería demostrarle que era más de lo que le había dejado ver. ¿Por qué? No sé, solo quería hacerlo.

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