25. ¿Una boda? 🤔🤔

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—Joanne. —Un grito atronador voló a través del pantano.

Abrió un ojo y luego el otro.

Dominic en su caballo en la carretera, justo detrás del vagón vacío.

Cuidadosamente aspiró aire en sus pulmones, tratando de no causar ningún movimiento.

—Dominic. —La palabra exhaló suavemente de su garganta.

—Joanne. —El pánico se apoderó de la voz Dominic y saltó de su caballo, cargando hacia el pantano.

—Para. —Su chillido resonó en el pantano y le costó. Ella se hundió Otro centímetro hacia su muerte. Todo el lado derecho de su cuerpo había descendido a los fríos tentáculos del lodo y su mano izquierda estaba empezando a flaquear.

Pero aún podía estirar el cuello hacia arriba. Todavía veía a Dominic moviéndose hacia el pantano.

—Detente —musitó—. Te hundirás si corres—. Ella se hundió otra pulgada hacia abajo. Pero él se detuvo, gracias a Dios.

Sus dedos parpadearon, moviéndose dentro y fuera de los puños por pura frustración. —Tengo que ir tras de ti, Joanne. —El brillo de determinación en sus ojos le dijo que vendría por ella, estuviera viva o no.

Ella asintió levemente, no es que él pudiera verla. Respiró hondo, tratando de hablar sin que su pecho se moviera. -Madera, una rama, algo fuerte pero no muy pesado para tirarme. Aquí no hay tierra firme.

Su mirada se volvió frenética alrededor. Y luego corrió hacia la carreta mientras se quitaba el abrigo. Lo arrojó sobre el heno en la parte trasera y luego levantó la pierna y pateó los largos tablones que corrían a lo largo del carro. Cinco fuertes golpes de su talón y una tabla se hizo añicos. Lo agarró por el borde y lo arrancó del marco de la carreta. Era la mitad de alto que él, eso tendría que servir.

Corrió de regreso al borde del pantano, su mirada frenética en los montículos de hierba y musgo. En su primer paso, no tocó tierra firme y su pie se hundió.

—Infierno sangriento.

—Lento. Sácalo despacio —gritó Joanne. Esperó, conteniendo la respiración, hasta que Dominic liberó su pie.

Una vez que recuperó el equilibrio, Joanne lo vio levantar el pie y apuntar a otra zona de césped equivocada.

—Para. Allí no es.

Su pie se congeló en el aire.

—Dirígete adelante a tu derecha.

Su pie flotante se movió en el aire hasta que estuvo directamente encima de un bulto sólido que pudo reconocer. Sí. El agua fría se deslizó hacia arriba para llegar a la base de su cuello.

Dejó caer el pie y se acercó al peñasco.

Ella exhaló.

—El siguiente, Joanne. —Levantó su pie izquierdo en el aire, esperando una dirección.

—Al frente. Un pie más de lo que puedes estirar. Tienes que saltar.

Saltó hacia adelante sin dudarlo. Sin patinar. Impresionante para su tamaño y peso.

—Ahora a tu derecha otra vez.

—Me está enviando más lejos de ti.

—Confía en mí.

Levantó el pie derecho.

Directamente a su derecha. Un paso largo. Maldita sea. El lodo le subía por el cuello y apenas podía ver por encima de la hierba que tenía delante.

El Duque del EscándaloWhere stories live. Discover now