Capítulo III

145 24 1
                                    

Nunca había estado tan ansioso por arreglar mi vida. ¿Cómo demonios sabía Hyunjin que me encontraba enfermo? El sueño que tuve sobre el lago no podía ser real. De ninguna manera. Si lo fuera... Yo iba a... No sé que iba a hacer, pero estoy segura de que mis mejillas sonrosadas estarían involucradas.

Chenle fue el primero en llegar. —¡Yay! ¡Estás de vuelta! ¿Cómo te sientes? ¿Mejor?

—Si, ya mejor —Mis ojos se precipitaron a la puerta. Unos segundos más tarde, Chae entró.

Ella tiró de un mechón de mi cabello cuando pasó, sonriendo. — Estoy feliz de que te sientas mejor. Todos estábamos preocupados. Especialmente cuando fuimos a visitarte y tú estabas completamente fuera de sí.

Me preguntaba qué había hecho delante de ellos que no podía recordar. —¿Qué hice?

Chenle río, sacando su libro de texto. —Murmuraste mucho. Y no dejabas de llamar a alguien.

Oh, no. —¿Lo hice?

Teniendo piedad de mí, Chae mantuvo su voz baja. —Estuviste llamando a Hyunjin.

Dejé caer mi cara en mis manos y gemí. —Oh, Dios.

Chenle río. —Fue algo lindo.

Un minuto antes de que el tardío timbre sonara, sentí un — demasiado— familiar calor en mi cuello y levanté la mirada. Hyunjin entró con arrogancia a la clase. Sin libro de texto, como usualmente. Tenía un cuaderno, pero no creía que escribiera algo en él. Comenzaba a sospechar que nuestro profesor de matemáticas era un alíen, porque ¿Cómo podría Hyunjin salirse con la suya sin hacer ninguna maldita cosa en clases?

Paso de largo sin siquiera una mirada.

Me revolví en mi silla. —Necesito hablar contigo. 

Él se deslizó en su silla. —Está bien.

—En privado —susurré.

Su expresión no cambió cuando se inclinó en su silla. —Encuéntrame en la biblioteca al almuerzo. Nadie va allí. Tú sabes, con todos esos libros y cosas.

Hice una mueca antes de que él posara la mirada al frente de la clase. Quizás cinco segundos después, sentí esa pluma picando en mi espalda. Con un profundo y paciente suspiro, lo enfrenté. Hyunjin tenía la punta de su escritorio inclinada hacia delante. Centímetros nos separaban.

—¿Sí?

Sonrió. —Te ves mucho mejor que la última vez que te vi.

—Gracias —me quejé.

Su mirada parpadeó a mí alrededor, y yo sabía que hacía. Miraba el rastro. —¿Sabes qué?

Ladeé mi cabeza hacia un lado, esperando.

—No estás brillando —susurró.

Sorprendido, dejé que mi mandíbula cayera. ¿Había estado brillando como una bola de disco el lunes y ahora ya no tenía rastro? — ¿Cómo? ¿Completamente?

Negó con la cabeza.

El profesor empezó la clase, por lo que tuve que regresar mi atención al frente otra vez, pero no prestaba atención. Mi mente se concentraba en el hecho que ya no brillaba más. Debería estar feliz, pero la conexión seguía aquí. Mi esperanza de que la marca se desvaneciera completamente era una total tontería.

Después de clases, les dije a los chicos que le dijeran a Yeji que iba a llegar tarde al almuerzo. Parte de la conversación de Chae estuvo llena de risitas y Chenle puso en marcha su fantasía de hacerlo en la biblioteca. Algo que no necesitaba saber. O pensar en ello. Pero ahora era yo, porque podía imaginarme a Hyunjin estar de acuerdo en ese tipo de cosas.

Onyx² [HYUNLIX]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora