Capítulo XVIII

116 21 8
                                    

Woonyoung era un jodido ninja.

Moviéndose a la velocidad de un rayo, metió bajo su brazo extendido a la Arum y le dio la vuelta, dando una patada victoriosa en su espalda. Ella se tambaleó hacia atrás y se giró.

El aire a su alrededor se oscureció con una energía negra. Retrocedió, preparándose para dar el golpe.

Agachándose, él se volteó y golpeó por debajo de las piernas de ella, vestidas en mallas. La energía oscura se apagó mientras ambos se ponían de pie otra vez, dando vueltas entre sí en el estrecho espacio entre las estrechas mesas y personas congeladas.

En cierto modo me quedé allí de pie, desconcertado y fascinado por lo que veía. No había expresión alguna en el rostro de Wooyoung. Como si hubiera presionado un interruptor de patear traseros, y todo su ser estuviera concentrado en la Arum.

Wooyoung se precipitó, su palma atrapando la mejilla de la Arum, golpeando su cabeza hacia atrás. Dientes se sacudieron, y cuando ella cayó, una oscura y aceitosa sustancia se derramó de su labio.

Se desvaneció, asumiendo su verdadera forma. Su cuerpo estaba sombreado por una espesa y humeante bruma cuando cargó contra Wooyoung.

Él se echó a reír.

Y giró en torno a tal velocidad que su mano no fue más que un borrón cuando se hundió profundamente en lo que parecía ser el pecho de ella. Su reloj... no era un reloj normal. Era un fragmento de obsidiana incrustándose en el pecho de la Arum.

Wooyoung retiró su mano hacia atrás.

A medida que ella adoptaba la forma humana, su rostro lucía pálido y conmocionado. Un segundo después, explotó en un torrente de humo negro que me voló el cabello hacia atrás y llenó el aire de un olor amargo.

Sin nisiquiera estar sin aliento, Wooyoung volvió su rostro hacia mí y presionó algo en su reloj. Lo colocó de nuevo en su muñeca, y luego se pasó una mano por el cabello desordenado.

Lo miré boquiabierto, la obsidiana enfriándose rápidamente en mi mano.

—¿Eres como... Jason Bourne o algo así?

Caminando a nuestra mesa, dejó caer un billete de veinte y uno de diez en el mantel a cuadros.

—Necesitamos hablar en un lugar privado.

Con los ojos de par en par, tomé una respiración profunda. Mi mundo comenzaba a volverse un poco más loco, pero si podía hacer frente a alienígenas, podía tratar con un ninja Wooyoung. Sin embargo, eso no significaba que iba a ir a algún lugar con él hasta saber qué diablos era.

—Mi auto.

Asintió, y nos encaminamos a la puerta. Wooyoung la mantuvo abierta para mí mientras hacía frente a la cafetería congelada. Con un gesto de su mano, todo el mundo comenzó a moverse. Nadie pareció darse cuenta que habían estado congelados durante unos minutos.

Habíamos dado dos pasos hacia mi auto cuando me di cuenta que mis manos temblaban y la parte de atrás de mi cuello hormigueaba.

—Tienes que estar bromeando —murmuró Wooyoung y tomó fuerte mi mano.

Ni siquiera tenía que mirar. No había ningún Infiniti SUV en el estacionamiento que pudiera ver, pero por otra parte, Hyunjin tenía su propio método especial para viajar si era necesario.

Una sombra alta e imponente cayó sobre nosotros, y levanté la mirada. Hyunjin estaba de pie allí, con una gorra de béisbol negra puesta, ocultando la parte superior de su cara.

—¿Qué... qué estás haciendo aquí? —pregunté, y entonces noté que Wooyoung sostenía mi mano. Tiré de ella para liberarme.

Hyunjin apretaba la mandíbula tan fuerte que podía cortar mármol.

Onyx² [HYUNLIX]Where stories live. Discover now