Capítulo XIX

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Seonghwa gritó mientras daba vueltas para alejarse de los cristales rotos. —¿Qué diablos pasa?

Envuelto por el horror absoluto, me quedé inmóvil. Seonghwa sacudió sus brazos y más vidrios se desprendieron de su ropa. Pequeños trozos se deslizaron por su cabello, algunos caían y otros se quedaron enredados en sus ondas enmarañadas. Mi brazo se sentía como si alguien me hubiera pellizcado, y sabía que la camiseta nueva estaba desgarrada. Otra ventana se rompió. No sabía cómo controlarlo. Hubo otro fuerte crujido.

Retrocediendo, la mirada de Seonghwa se posó en las ventanas y después a mí. Sus ojos vidriosos se ampliaron. —Tú...

No podía respirar. Había un resplandor rojizo afectando mi visión. La ventana en el segundo piso vibró.

Con el rostro pálido, se tropezó con sus propios pies, cayendo al suelo. —Eres... estás brillando. ¡Eres... eres un fenómeno!

¿Estoy brillando? —No. No lo estoy. No sé qué está ocurriendo, ¡Pero no estoy brillando!

Se levantó, y di un paso hacia él. Levantó sus manos y se tambaleó.

—¡Aléjate de mí! Sólo aléjate de mí.

Incapaz de hacer nada, lo observe tambalearse alrededor de la casa. La puerta de un coche se abrió y un motor rugió a la vida. Una parte distante de mi cerebro me dijo que tenía que detenerlo, porque obviamente él se encontraba demasiado borracho para conducir.

Pero entonces la ventana de arriba estalló.

Me encogí, cubriéndome la cara, mientras la lluvia de cristales caía como lluvia, cayendo al suelo y sobre mí. Contuve mi respiración hasta que la última pieza de vidrio aterrizó. Me quedé allí, avergonzado y asustado por lo que hice. No sólo expuse mis habilidades otra vez, sino que casi use a Seonghwa como un alfiletero. Hombre, estaba tan jodido.

Pasaron varios minutos antes de enderezarme y bordear mi camino por los cristales rotos, haciendo mi camino entre la pesada línea de árboles. Una fina capa de sudor frío salpicaba mi frente y un miedo residual se mantenía pateando en mi estómago. ¿Qué hice? Cuando mi casa estuvo a la vista, sentí el familiar cosquilleo en mi cuello. Ramas y hojas crujieron, y me giré.

Hyunjin desaceleró sus pasos cuando me vio. Empujó una rama que colgaba a un lado mientras se acercaba. —¿Qué estás haciendo aquí afuera, Lix?

Pasaron varios minutos antes de que pudiera hablar. —Hice estallar un montón de ventanas.

—¿Qué? —Hyunjin se movió más cerca, sus ojos se ampliaron—. Estás sangrando. ¿Qué ocurrió? —Hizo una pausa—. ¿Dónde están tus zapatos?

Bajé la mirada a mis pies. —Me los quité.

En un parpadeo, Hyunjin estuvo a mi lado, quitando los pequeños trozos de vidrio. —Lix, ¿Qué...?

Levantando la cabeza, tomé una fuerte respiración. Todo el pánico se concentró en mi pecho. —Estaba caminando y me encontré con Seonghwa...

—¿Él te hizo esto? —empleó un tono tan bajo que me hizo estremecer.

—No. ¡No! Yo me encontré con él, y estaba molesto contigo. —Me detuve, mis ojos buscando los suyos—. Dijo que tú le diste una paliza.

—Sí, lo hice —No había disculpa en su voz.

—Hyunjin, no puedes golpear a los chicos sólo porque hablen mal de mí.

—En realidad, sí puedo —Su mano se volvió un puño a su costado—. Se lo merecía. No voy a mentirte, no lo hice solo por lo que andaba diciendo por ahí. No eran más que cortadas —No sabía qué decir. Me quedé sin palabras—Él sabe lo que hizo, lo que intentó hacer, y retorció la verdad en cuanto a ti. —Los ojos de Hyunjin se clavaron en las sombras que se filtraban entre los árboles—. No voy a dejar que esa basura humana hable de esa manera de ti, especialmente él o sus amigos.

Onyx² [HYUNLIX]Där berättelser lever. Upptäck nu