Capítulo VII

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No dormí mucho esa noche, así que al día siguiente trigonometría apestó más de lo normal. Había un alienígena de un metro noventa detrás mío. No me hablaba, sólo respiraba suavemente contra mi nuca. Y no importaba lo lejos que me acomodara, aún podía sentirlo. Era híper consciente de él —cuando se movía, cuando escribía algo, cuando se rascaba la cabeza.

En medio de la clase, me debatí si hacer o no una carrera hacia la puerta.

Era también el segundo día sin que me pinchara con su pluma.

Por otro lado, Seonghwa no dejaba de mirar por encima de su hombro a través de la clase. Necesitando una distracción, miré su cabeza. Un rubor lento subió por detrás de su cuello. Podía sentirme taladrando agujeros en su cabeza. Ja. Imbécil.

El cabello castaño rizado sobre la piel ligeramente enrojecida. Normalmente, lo llevaba corto. Supuse que necesitaba un corte de cabello, ya que la mayoría de chicos por aquí no se lo dejaban crecer más de un centímetro o dos. La camisa gris que usaba se extendía sobre sus anchos hombros, mientras se tensaba por mi mirada. Me observó por encima del hombro.

Enarqué una ceja.

Seonghwa se volvió rígido, y sus hombros se elevaron al tomar una respiración profunda. El enojo estalló y mis dedos quemaron. El idiota tenía a media escuela creyendo que yo era un tipo fácil. Mi atención se centró en el libro frente a él.

El pesado texto de inglés se movió del escritorio, golpeándolo justo en el rostro.

Mi boca se abrió mientras me sentaba recto. Mierda...

Saltando, miró el libro, ahora sobre el suelo, como si fuera algún tipo de criatura que jamás hubiera visto antes. Los ojos de nuestro profesor se entrecerraron mientras buscaba la fuente de la interrupción.

—Sr. Park, ¿hay algo que le gustaría compartir con la clase? — preguntó con voz cansada, aburrida.

—¿Qu...Qué? —tartamudeó Seonghwa. Miró alrededor frenéticamente, y luego sus ojos se posaron en el libro—. No, dejé caer mi libro de la mesa. Lo siento.

El profesor suspiró sonoramente. —Bueno, entonces recójalo.

Hubo unas pocas risas dispersas de los otros estudiantes. Seonghwa estaba rojo como remolacha al recoger el libro del suelo. Lo puso en el centro de su escritorio y continuó mirándolo.

Después de que la clase se calmó y el profesor volvió al pizarrón, Hyunjin me pinchó con su pluma. Me giré.

—¿Qué fue eso? —susurró, sus ojos entrecerrados. Aunque no había duda de la diversión en la curvatura de sus labios—. Gatito malo...

***

Wooyoung llegó a biología minutos antes de que sonara la campana. Hoy vestía una camiseta clásica de Super Mario Bros. —Te ves...

—¿Como la mierda? —Ofrecí, descansando la mejilla en mi puño. No tenía ni idea de cómo prepararme para verlo después del asunto de la rama. Actuar como si no importara no era algo en lo que yo fuera especialmente hábil.

—Iba a decir cansado —sus ojos se entrecerraron mientras me miraba—. ¿Estás bien?

Asentí. —Mira, ¿acerca de ayer? Lamento haberme asustado. La rama...

—¿Te asustó? —dijo, sus ojos estaban trabados en los míos—. No es la gran cosa. También me sorprendió. Todo pasó rápido, pero juraría que la rama se detuvo —Inclinó la cabeza a un lado—. Como si se hubiera suspendido por unos segundos.

—Yo... —¿Qué se suponía que iba a decir? Niega. Niega. Niega—, no lo sé. Tal vez el viento la retuvo o algo así.

—Sí, tal vez. Como sea, la gran fiesta se acerca.

Onyx² [HYUNLIX]Where stories live. Discover now