──── i. la promesa

8.4K 734 58
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando Maeve tenía tan solo cuatro años cuando notó la importancia de familiarizarse con las sombras y aprender a guardar silencio y escuchar en los momentos precisos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando Maeve tenía tan solo cuatro años cuando notó la importancia de familiarizarse con las sombras y aprender a guardar silencio y escuchar en los momentos precisos.

Las personas guardaban secretos, y Maeve se encontró disfrutando desde su niñez a tener el poder de conocerlos sin que nadie más se enterará. Era un placer culposo, llegaba a sentirse poderosa cada que se encontraba conociendo cosas que probablemente no debería saber.

Había empezado con cosas mínimas y sin importancia.

Podía ser alguna empleada de servicio tomando más horas de descanso o escondiendo el polvo bajo las alfombras, Sarah rompiendo su horario de dormir para escaparse y ver televisión, Rafe escondiendo bajo su colchón uno que otro examen reprobado, o incluso como la nueva bebé de la familia prefería pretender dormir cuando su madre la cargaba con su olor a copas encima antes que ahogarse en el hedor impregnado en su ropa.

Pero poco a poco fueron escalando, junto con su fascinación por saber todo de todos sin que ellos tuvieran ni idea de toda la información de la que se enteraba.

Tanto que le gustaba pensar que en algún momento podría utilizar lo que sabía a su favor, aunque sabía que ese pensamiento era algo cruel de su parte, por lo que se había prometido solo hacer uso de aquella habilidad en ocasiones que fueran obligatoriamente necesarias.

Maeve sentía que su responsabilidad como la gemela mayor era proteger a su hermana de cualquier daño.

Se lo había dicho a Sarah, y ella había estado bien con eso, le sonrió y luego siguió peinando sus muñecas y lo olvido.

Pero Maeve nunca lo hizo.

Era una noche lluviosa de septiembre, Maeve puede recordarlo casi como si fuera pasado ayer. Las gemelas cumplían años al día siguiente, y la rubia mayor se había quedado despierta esperando que fuera medianoche para ser la primera en felicitar a su hermana.

Planeaba despertar a Sarah con un pequeño pastelillo que logro robar después de la cena, susurrar un pequeño cumpleaños y echarse a dormir juntas para volver a felicitarse en la mañana como si nada hubiera pasado, pero sus planes fueron interrumpidos antes de siquiera poder comenzar.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONWhere stories live. Discover now