──── iv. rebeldía fallida

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Maeve sabía que su vida estaba planeada

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Maeve sabía que su vida estaba planeada. Su padre tenía todo listo hace mucho tiempo, así como la de él hacía sido planeado por su padre antes.

Quince años y ahora podía tomarse ciertas libertades (aunque fueran secretas). Claro, sin olvidar que en algún momento sus responsabilidades la alcanzarían y tendría que cumplirlas.

Así como sabía que la de sus hermanos igual. Y pronto Rafe sería mayor de edad, solo meses, por más que trataran de retrasarlo y fingir que no pasaría, el tiempo pasaba volando, y el par de hermanos se sentían ahogarse.

—No entiendo lo divertido en esto. —se quejó la rubia, dejando caer el palo de golf al suelo, frustrada.

Rafe a su lado soltó una risa, alzando sus lentes oscuros de sus ojos. —Es solo porque eres pésima. —se burló a pesar de la mala mirada de su hermana, haciendo una seña a un trabajador que los veía varios pasos alejarlos para que buscará la pelota que había volado en dirección contraria al hoyo.

—Ya no quiero jugar, Rafe. —resopló, rodando los ojos cuando escuchó a su hermano reír de nuevo.

—Estas demasiado tensa. Ven aquí —le dijo tranquilamente, aunque fue él quién se acercó hasta estar detrás de ella.

—¿Vas a enseñarme? ¿En serio? —se mofó pero dejo que Rafe la abrazara por atrás, sosteniendo sus manos el mango del palo de golf rozando su mentón contra la parte desnuda de su hombro.

Maeve bufó, su cuello se movió con un escalofrío cuando Rafe le respiró en la nuca. Él lo notó y volvió a reír, aunque prefirió quedarse en silencio, sabiendo que su hermana era capaz de golpearla con el mismo palo que sostenían si hacía algún comentario.

—Solo estira este brazo —habló, tomando su brazo izquierdo—. Tu vista en la pelota, gira suavemente... Y golpea. —le enseñó, y ambos sonrieron cuando la pelota se alzó por el campo.

—Bien, unos treinta intentos más y tal vez entre al hoyo.

Rafe se separó de Maeve -quién seguía mirándolo indignada por su comentario- rodando los ojos cuando Sarah se acercó sonriendo.

—Se amable. —le susurró Maeve al notar esa acción. Él solo se encogió de hombros, alejándose otro paso mientras le quitaba el palo de las manos—. Hey, Sarah. —le sonrió a su hermana.

La otra rubia se acercó tan sonriente como siempre, pasando un brazo por los hombros de Maeve después de darle una sola mirada a Rafe. —Jade te está buscando.

La sonrisa de Maeve vaciló un momento, aunque ninguno de sus hermanos pareció notarlo, o eso pensó ella.

Rafe se rascó la nuca, aprovechando de quitarse la gorra y ponérsela a Maeve, la visera hacía adelante a diferencia de como él solía usarlas.

—¿Almorzamos juntos?

—En realidad, esperaba que salieras conmigo —habló Sarah. Maeve le dió una mirada de disculpa a Rafe, quién solo bufó mientras se iba a tomar sus cosas para irse—. Ignóralo, tengo mucho que contarte, y él pasa más tiempo contigo que yo, me roba a mi gemela.

Maeve puso los ojos en blanco. —No seas dramática —regañó, aunque igual soltó una risa cuando Rafe terminó por alejarse—. Nos dejara pronto, tú también deberías acercarte un poco.

—¿Para qué? Claramente no le agrado —bufó Sarah, una sonrisa traviesa en su rostro—. Papá dice que la separación les hará bien, y tiene razón ¡Termina la etapa "tengo que cuidar a mi irresponsable hermano mayor" y empieza nuestra adolescencia rebelde!

Maeve ignoró sus palabras, prefiriendo soltar el moño que había en su cabello para que no chocará con la gorra.

Tal ves Rafe en algún momento trató de acercarse a Sarah como lo hizo con ella, Maeve no podía recordarlo demasiado bien. Pero sabía que esa idea había quedado en el pasado cada vez que su padre la ponía a ella por encima de él. Cómo si él por ser el mayor dejara de ser su hijo también.

Desde pequeños había sido así.

Ward tratando que Rafe tomará responsabilidades y se comportará como un adulto cuando apenas era un niño, y cuando por fin empezó a crecer, empezó a tomar malas decisiones, sabiendo que nunca sería lo suficientemente bueno para su padre, centrando toda su atención en fiestas a las que no tenía permiso de ir, ira injustificada, cosas que no tenía permitido probar, y Maeve.

—¿Y que harás, Sarah? ¿Pintar tus uñas de negro? ¿No limpiar las playas por un mes? Oh, ya se, cerraras tu puerta con seguro para que papá no pueda darte tu beso de buenas noches. —se burló, soltando una risa a pesar de la amargura detrás de sus palabras.

—¡Puedo ser ruda si quiero! —casi gritó, sonriendole a algunos compañeros que se cruzaban con ellas—. Y no, hablaba de una fiesta, el fin de semana que viene, ¿Que opinas? Tommy pensó que era una buena idea.

Tommy. Un chico demasiado rubio del que Sarah se había enamorado cuando lo conocieron en la playa un día que Sarah la obligó a ella y una de sus nuevas amigas a salvar tortugas y recoger latas en la arena.

El chico no era del agrado de Maeve, aunque parecía ser algo de ella, porque las chicas con las que Rafe salía, sin importar lo amable o dulces que fueran tampoco le agradaban.

Ella misma no había tenido ningún novio todavía, ni siquiera estaba interesada en buscarlo.

No podía negar que a veces viendo a sus hermanos o parejas a su alrededor, la idea de buscar a alguien que la amara de la misma manera llegaba a su mente.

Luego recordaba la forma en la que terminaban las relaciones. La forma en la que la mayoría de las relaciones que había visto a su alrededor terminaban destrozadas. Siendo la relación de sus padres la primera en la lista.

Y ni hablar de todo lo que una relación conllevaba. Tener que conocer a alguien, que te agrade lo suficiente como para intentar dar ese paso, confiar lo suficiente para contarle como se sentía, tener que preocuparse y hacer tiempo para estar con alguien más...

Todos esos pensamientos la agobiaban. Y por más que lo deseara, sabía que no tenía paciencia para ello, por lo que decidió que no estaba preparada, y que prefería la soltería e ignorar a los chicos hasta entonces.

—¿El sábado que viene?

—Hmm —asintió—, ¿Entonces?

—No lo sé, Rafe se iría el domingo, le prometí que estaría con él.

Sarah rodó los ojos exageradamente. —Oh, vamos, sería nuestra primera fiesta. El verano está apunto de terminar, en serio no puedes preferir estar con él en una aburrida noche de películas.

—Esta apuntó de irse Sarah, no podra venir hasta acabar el semestre, es mucho tiempo alejados.

—Solo piénsalo, se que tomarás la decisión correcta.

Maeve sólo suspiró, a veces sentía que tenía que dividir su vida entre sus hermanos, sobre todo Sarah y Rafe, ya que estos dos parecían incapaces de estar en un mismo lugar sin empezar a hacer comentarios del otro. Y llegaba a ser agotador, por lo que había días que prefería encerrarse con Wheezie, quién casi siempre estaba tan entretenida con el nuevo celular que le habían comprado que casi no le prestaba atención.

—De acuerdo, ahora vamos. —dijo, terminando la conversación, y Sarah solo le sonrió en respuesta.

Vota y comenta, supongo.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONWhere stories live. Discover now