──── x. hermanos

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Habían días en los que Maeve disfrutaba fingir que no existía nadie más que ella, dónde se encerraba y disfrutaba de su soledad en silencio

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Habían días en los que Maeve disfrutaba fingir que no existía nadie más que ella, dónde se encerraba y disfrutaba de su soledad en silencio.

Y últimamente sentía que esos días se repetían cada vez con mayor regularidad.

Lo había estado haciendo desde la mañana cuando Sarah había interrumpido su hora del café con millones de quejas sobre el chico que trabajaba -o lo hacía antes- para ellos, y lo grosero que se había comportado con ella sin razón.

Normalmente hubiera intentado aconsejar a su hermana para que no le tomara importancia y solo lo ignorara, pero parecía que su cerebro realmente no estaba de acuerdo en coordinar lo que pensaba con lo que decía y al final solo había murmurado algo como:

"No te preocupes, sabes lo que tienes que hacer."

Sarah y ella coincidían en pocas cosas realmente, así que Maeve solo esperaba que ella no hiciera ninguna estupidez.

Pero ahora estaba muy relajada como para frustrarse pensando en las millones de cosas que pudo haber dicho en vez de lo que había dicho en realidad.

Su respiración iba cada vez más lenta, sus pulmones ardían con cada subida que daba su pecho y su cuerpo intentaba alzarse en contra de su voluntad.

Pero Maeve se sentía en paz.

O eso intentaba mientras era constantemente interrumpida con su ruidosa e inquieta amiga.

—¿Sabes? Algún día esa mierda te matará. —dijo Silvana con una sonrisa luego de lanzarse de clavado a la piscina, ignorando la mala mirada que la daba la rubia.

Maeve tenía este juego personal dónde se retaba a si misma a aguantar la respiración bajo el agua el mayor tiempo posible.

No es que realmente ganara algo con eso, era más esa enfermedad tranquilidad que le generaba su cuerpo al tratar de mantenerse consiente cuando era ella misma la que intentaba obligarlo a lo contrario.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONWhere stories live. Discover now