──── xiv. buen día a fuerzas

3.5K 348 83
                                    

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

Maeve seguía estando de un terrible humor que variaba desde querer morir hasta matar a alguien, pero la verdad es que tenía expectativas sobre este día, y no pretendía dejar que nada -ni nadie- se lo arruinará

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

Maeve seguía estando de un terrible humor que variaba desde querer morir hasta matar a alguien, pero la verdad es que tenía expectativas sobre este día, y no pretendía dejar que nada -ni nadie- se lo arruinará.

Tenía una fiesta en la que lucir brillante, la familia Cameron aparentaba ser perfecta. Sonrisa por aquí, sonrisa por allá y probablemente al final del día volvería a estar encerrada y cubierta de sábanas mientras se lamenta en su habitación, pero ahora Maeve trataba de ser una nuevo yo.

Su mejor y más optimista versión de sí misma.

Y pondría todo de su parte para que funcionara.

—¿Crees que deba usar el blanco o el rojo? —preguntó la rubia sin dejar de mirarse en el espejo, posando ambos vestidos sobre ella—. Porque el blanco es precioso pero es tu color. Y no te ofensas ni nada, pero eso de que mi mayor adjetivo es que somos gemelas se está volviendo aburrido.

—Ujumm...

Maeve se giró alzando una ceja al notar como su hermana no le respondía por estar mirando de manera espeluznante la pantalla de su celular.

—Aunque pensé que ir desnuda sería una buena opción también.

Sarah había movido su cabeza de arriba abajo antes de que Maeve terminará de hablar, por lo que ella abrió la boca ofendida.

—Ajá.

—Esta tonta no me está escuchando —chasqueó la lengua, poniendo los ojos en blanco—. Como sea. Maté a Rafe ayer cuando no estabas.

—Me siento igual.

—Y con este gusto por la sangre, no creo que pueda parar. —se burló la rubia sin dejar de mirar a Sarah.

—Claro, yo he estado ahí.

—Bien, es suficiente —bufó Maeve, tomado una de sus pantuflas para lanzarla hacía Sarah, quién dió un salto cuando el acolchonado conejo golpeó su frente.

—Oye —se quejó mientras masajeaba su cabeza, aunque la mayor sabía que el golpe no había sido fuerte—. Oh, esos vestidos son muy lindos, ¿Cuál usarás?

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon