──── xix. querer querernos

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Maeve Cameron se había vuelto una experta en lidiar con situaciones extrañas, creció rodeadas de ella, y en algún momento de su vida, creyó estar preparada para cualquier cosa que se presentara ante ella

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Maeve Cameron se había vuelto una experta en lidiar con situaciones extrañas, creció rodeadas de ella, y en algún momento de su vida, creyó estar preparada para cualquier cosa que se presentara ante ella.

Pero nada la había preparado para esto.

¿En qué momento su vida se había convertido en esto?

Ella no lo entendía.

Se había quedado por suficiente tiempo en el mismo lugar donde Rafe la dejó como para sentir que su corazón volvía a calmarse, lo que minutos antes se había sentido casi imposible.

Lo primero que había hecho es llamar a Wheezie, quién para su suerte -y a diferencia de ella-, seguía actuando completamente normal. Ya que por un segundo, la hermana mayor se había aterrado al pensar que la castaña podía haberse quedado a escondidas a escuchar la conversación. Pero Wheezie si había estado viendo televisión cuando la rubia la encontró, para su fortuna.

Su mente ya ni siquiera se encontraba en su padre, en su gemela, o James, mucho menos en el oro.

Todo giraba en torno a Rafe.

El mismo que se había atrevido a romper todos los límites existentes, el mismo al que Maeve se había aferrado con las mismas fuerzas, el mismo que la había dejado como si no hubiera pasado nada malo entre ambos.

El mismo que no paraba de atormentar sus pensamientos.

Maeve había llegado a la mansión Cameron, no se esforzó en darle alguna explicación a Wheezie, mucho menos en saludar a Rose o prestarle atención a sus interrogatorios. Ella sentía que su mente no podría soportar mucho más ese día.

Más bien decidió darse una ducha, intentado de alguna forma despejar su mente, pero eso no había sido de mucha utilidad, porque su hermano no había desocupado sus pensamientos.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora