──── xi. noche agridulce

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Maeve no había dejado de pensar en Rafe desde que se habían despedido, de hecho sentía que su ansiedad la estaba consumiendo mientras pensaba en donde podría estar y como estaría haciéndose daño a si mismo

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Maeve no había dejado de pensar en Rafe desde que se habían despedido, de hecho sentía que su ansiedad la estaba consumiendo mientras pensaba en donde podría estar y como estaría haciéndose daño a si mismo.

Sarah parecía haber notado el estado nervioso de su hermana, porque no había parado de insistir en que la mejor idea es que fueran a aquella fiesta, con el argumento de que eso la ayudaría a despejar su mente.

Maeve sabía que eso era lo último que pasaría, pero Sarah parecía entusiasmada por la idea, y de alguna manera ella siempre la terminaba por convencer de hacer cosas de las que no estaba segura, por lo que había terminado aceptando.

—Ahora y siendo complemente sincera —habló Sarah, por lo que Maeve dejó de prestar atención al movimiento de la lámpara que intentaba distraerla de la fuerte música para mirarla—. ¿Que opinas de Topper?

Las hermanas se habían sentado en un mueble rojo en medio de la sala (aprovechando que la gente se había dispersado entre el segundo piso, la cocina y piscina), con sus cabezas contra el respaldo mientras miraban el techo.

Sarah ya había tomado más cervezas de las que debería, y Maeve lo comprobó cuando la rubia había intentado caminar de manos y casi cae sobre una mesa de vidrio, por lo que decidió apartarla del medio para que se calmara un poco.

—¿Topper? —repitió, volviendo a mirar al techo con indiferencia—. Él es... No lo sé, supongo que está bien.

—Si, lo sé, él es realmente lindo. Créeme, lo sé —asintió Sarah rápidamente mientras miraba el perfil de su hermana—. Es solo que... No me siento segura de... Ya sabes, dar el siguiente paso con él.

Maeve sintió que su estómago se revolvía, como si fuera ella la que estuviera ebria y a punto de devolver su almuerzo a pesar de no haber consumido una gota de alcohol.

Ella misma se había visto en esa situación, y no quería que Sarah tomara sus mismas decisiones estúpidas y se viera involucrada en situaciones para las cuales no se sentía lista.

—Entonces no debes presionarte, y si Topper es el caballero que dice ser, no te insistirá en hacer algo para lo que no estás lista.

Sarah negó rápidamente, su rostro sonrojada en lo que Maeve sospechaba era embriaguez y vergüenza.

DOLLHOUSE ; RAFE CAMERONWhere stories live. Discover now