Capítulo 15 ✔️

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POV KIARA WALTON

Oficial y legalmente era la esposa de Bastián Davis, El Lobo de Minnesota, uno de los abogados más importante del país, el más prominente de toda Minnesota y también el más grande idiota. No solo un papel decía que era su esposa, el muy imbécil me besó sin esperarlo confirmando nuestra unión.

—Bastián, cuida a mi hija, por favor— pidió mi madre, dándole un abrazo a él.

<<¿Disculpa? Que alguien le diga a Hilda que su hija soy yo ¿Por qué mierda abrazaba a ese idiota?>>

—Lo haré, señora Walton, puede estar tranquila— prometió Bastián.

—Ella puede llegar a ser algo difícil cuando se lo propone, así que tenle paciencia— criticó mi padre.

Mi familia me vendía en mi propia cara y ni siquiera lo disimulaban. No entendía la forma de actuar de mis padres ¿Cómo podían hacerme esto? No era un matrimonio real, qué parte de eso no comprendían.

Caminé a donde estaba mi hermana solo para dejar de verlos.

—Y aquí es donde nuestro camino se separa, señora Davis— emitió Kate mirándome con una sonrisa.

—Preferiría continuar siendo una Walton por más increíble que parezca— confesé con pesar.

—¡Kiara, Bastián espera por ti, cariño! — vociferó mamá.

Puse mis ojos en blanco.

—No hagas enojar a la bestia— dijo mi hermana sacándome una sonrisa.

—Lo intentaré— pronuncié rodeándola con mis brazos —pero no prometo nada.

—Kiara...

—Ya sabes, misma cárcel, diferentes verdugos— siseé dejando un beso en su mejilla.

—Si te sirve de algo, el nuevo verdugo es considerado uno de los hombres más sexy en la comunidad de las femeninas.

—Y también un ramero.

—Bueno, mira el lado positivo, los bebés serán hermosos.

—Púdrete, Kate— escupí dándome vuelta para ir hacia mi nuevo esposo mientras la risa de mi hermana se escuchaba detrás de mí.

***

El guardaespaldas de Bastián me abrió la puerta del auto, lucía menos gorila que la última vez que lo vi en el parqueo de la universidad, pero aun así su cara de asesino en serie seguía presente, y era muy extraño para ser una persona tan joven, me preguntaba, ¿por qué todo lo que rodeaba a Bastián debía de ser tan raro?

Bastián se sentó a mi lado, sacó su móvil concentrándose en él; en todo el trayecto hacia su departamento me mantuve en silencio pensando con qué me encontraré cuando llegue a su casa ¿Me gustará su departamento? ¿Me gustará mi habitación? ¿Cómo será el personal de limpieza? ¿La comida de la cocinera? Eran cosas que no le he preguntado a él.

James se introdujo en una especie de parqueo subterráneo, la última moda en Rochester en cuanto a edificios lujosos, resultaba algo terrorífico para mí, de hecho, la primera vez que fui al departamento de mi primo Erick era igual.

—Señor, hemos llegado— informó el guardaespaldas.

—Gracias James— dijo Bastián.

Salimos del auto y nos adentramos en el ascensor. No he dicho una sola palabra desde que me subí al auto, no tenía ganas, solo quiero acostarme a dormir y tratar de creer que todo esto es parte de una pesadilla.

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