Capítulo 39 ✔️

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POV KIARA WALTON

Había trascurrido tres días desde la desaparición de Allison, ayer Bastián no me permitió salir de casa otra vez, así que hoy desperté muy temprano dejándolo en su cama <<Sí... ni me lo pregunten, ni yo misma comprendo por qué mierda volví a dormir en su cama>>; fui a mi habitación a ducharme y cambiarme, iría al departamento de Erick.

Aproveché que el personal de limpieza aún no llegaba, y que James no se encontraba en casa para bajar al parqueo subterráneo e irme en mi auto.

Al cabo de veinte minutos escuché mi móvil sonar, la pantalla de mi auto se iluminó con el nombre de Bastián Davis.

<< ¡Mierda! ¡Mierda!>>

Extendí mi mano tocando la pantalla, tomando la llamada.

—¡Kiara! ¿Dónde diablos estás? — gritó Bastián, furioso del otro lado de la línea.

—Tienes mi auto rastreado, ¡búscalo en tu GPS de mierda! — vociferé.

—Cuando llegues al departamento de Erick no te muevas de ahí, ya salgo para allá— anunció colgando la llamada.

Rodé mis ojos.

<< ¡Y ahora esto era Perfecto!>>

—¡Joder! — grité golpeando el volante del auto.

Me estacioné en frente del edificio donde vivía Erick, miré a ambos lados de la calle cruzándola. Le hice seña al recepcionista del edificio pidiéndole que me dejara entrar.

—Señorita— dijo colocándose en pie después de darme acceso en la puerta.

—Voy al departamento de Erick Walton— informé sin detenerme, dirigiéndome al ascensor.

—¡Señorita, espere, primero debo anunciarla! — chilló mientras yo me adentraba al ascensor.

Fijé mis ojos en la pantalla de control esperando llegar al piso de Erick.

El ascensor se abrió, salí rápidamente encaminando a tocar la puerta.

—Señorita... Walton— expresó Hugo, sorprendido al verme.

Hugo es el chófer y guardaespaldas de Erick, una especie de James, pero más atractivo y experimentado, ambos pertenecían a la misma compañía de seguridad, a diferencia de que Hugo era un militar retirado y agente especial que trabaja exclusivamente para una familia sumamente importante del país como son los Walton.

—Señora Davis— corregí; él bajo la cabeza asintiendo —¿Dónde está Erick? — indagué entrando por mi cuenta, ya que él no se hizo a un lado para dejarme entrar al departamento, tal vez la impresión de verme aquí lo dejó pasmado.

—Se está arreglando— informó Hugo bastante serio.

—Perfecto, entonces, aquí lo espero— indiqué tomando asiento en el sofá.

—Bien— musitó cerrando la puerta de un portazo.

Era obvio que estaba molesto.

Hugo me miró un segundo, esto era incómodo...

Se sentó en frente de mí sin dejar de mirarme, estoy consciente de que por un tiempo le gusté o que aún le gusto, pero él nunca se ha atrevido a decírmelo, la agencia de seguridad tiene prohibido que sus empleados se relacionen afectivamente con sus clientes o sus familiares directos.

Giré mi cara evitando mirarle.

—Kiara...— emitió llamando mi atención.

—Hugo...— respondí jugando con mis dedos, no quería tener esta conversación con él, porque de los pocos hombres a los cuales puedo llamarles honorables, estaba él.

La MenorWhere stories live. Discover now