La Menor

Capítulo 33 ✔️

POV KIARA WALTON

Bastián salió del baño, me miró un segundo; no puede evitar sonreírle al desgraciado, solo tenía una toalla alrededor de su cintura.

Este era el verdadero viviendo y durmiendo con tu enemigo.

Crucé por su lado con mi "pijama" en manos entrando al baño, cerré la puerta con seguro, no confiaba en él para nada.

Tardé casi media hora para salir de ese baño, libraba una batalla en mi cabeza entre salir luciendo solo lencería y los nervios que me aprisionaban al hacer esta locura, sinceramente no sé cuál era mayor. Me miré en el espejo analizándome, me he puesto un conjunto de lencería blanco, no suelo dormir con sostén, pero esta noche debo de hacer un esfuerzo; acomodé mi cabello dejándolo suelto.

<<La hora ha llegado, el momento de la verdad, sal ahí afuera y demuestra de que estás hecha, estúpida>> me dije.

Tomé el pomo de la puerta repitiéndome una y otra vez que puedo hacerlo, la abrí lentamente respirando profundo; caminé con naturalidad por la habitación dándome cuenta de que Bastián había apagado todas las luces excepto la lámpara de mi cómoda.

La bestia se había dormido, no podía verle la cara debido a que se encontraba durmiendo con el frente hacia el otro lado.

<< ¡Perfecto! Me tarde media hora convenciéndome de salir de ese maldito baño por nada, el imbécil de Bastián se ha dormido>>

Puse una pierna en la cama con intención de acostarme, pero antes de poder hacerlo vi la puerta corrediza del balcón abierta, así que me acerqué para cerrarla.

—¿¡Qué demonios tienes puesto, mocosa!? — gruñó Bastián detrás de mí.

<< ¡Maldición!>>

Ni siquiera sé en qué momento salió de la cama, sentía su respiración encima de mi cuello, mi corazón tembló fuertemente, el calor que emanaba del cuerpo de Bastián me quemaba por detrás.

Abrí mi boca tomando una bocana de aire, este era justo el momento el cual quería evitar. No sé dónde encontré las fuerzas, pero me giré quedando en frente de él. La mirada opresora de Bastián me golpeaba con tanta fuerza que me era imposible mantener mis ojos fijos en los de él.

<<Esto es una locura>>

—Te hice una pregunta, Kiara ¿Qué rayos tienes puesto? — volvió a decir.

<< ¡Reacciona!>>

—¿Acaso no es obvio? Un pijama, voy a dormir— respondí cortante.
—No dormirás así en esa cama, en "mi" cama— reprochó.

—¿Tu cama? Creo que escuché a tu madre decir nuestra.

—No me jodas, Kiara, ya te dije que no dormirás así.
—Entiendo, tampoco tengo problema con dormir sin esto— expresé sensualmente tirando del elástico de mi braga.

Bastián respiró sonoramente, podía verse su frustración a kilómetros.

—¿Qué es lo que pretendes, escuincla? — escupió separándose de mí.

—Dormir, pero tú no me dejas... — declaré inocente caminando a la cama, tirándome en sobre ella.

Bastián se quedó de pie mirándome en silencio, aproveché para girarme en la cama quedando boca abajo y así ofrecerle una mejor vista de mi trasero, segundo después solo escuché la puerta de la habitación sonar, indicando que la bestia había abandonado la habitación.

Me giré de nuevo mirando al techo sonriendo con suficiencia, podía decir que esta vez yo había ganado; pataleé como loca sobre la cama como alguien que ganó su primera competencia.

POV BASTIAN DAVIS

Salí de la habitación dejando a Kiara sobre mi cama, no sé qué poder poseía esa enana diabólica que me ponía la verga dura con solo mirarla; utilizar un truco tan bajo..., pero que le funcionó; tuve que salir huyendo de mi propia habitación para no tirarla sobre esa cama y follarla.

Tal vez he subestimado a esa niñata, ahora cómo olvido la imagen de su perfecto trasero en mi cabeza. Verla en ropa interior solo ha provocado una cosa, deseo, y sé que Kiara es una mujer intocable para mí. Si ella estaba en plan de jugar este juego tenía que parar ya.

<<Necesito tomar aire fresco y quizás una ducha en el Ártico>>

Crucé por la puerta principal de la casa para dirigirme a la playa.

—Señor— expresó uno de los del personal de seguridad al verme salir.
—Iré solo— anuncié para que no me acompañará, deseaba estar solo.

Caminé llegando a la orilla de la playa.

<< ¿Qué ocurre conmigo?>> me preguntaba, la última vez que cogí con una mujer fue ante de casarme con Kiara, porque ni siquiera pude lograr hacerlo cuándo llevé a Bárbara a mi departamento el día que me casé con la mocosa.

Tenía mucho tiempo sin follar, era una de las posibles explicaciones a mis repentinas erecciones con Kiara, porque no podía existir otro motivo por el cual yo deseara esa mocosa en mi cama, o quizás solo debo admitir que empezaba a gustar de Kiara..., y admitirlo solo lo hacía mucho más difícil para mí.

<<La mocosa empezaba a gustarme como no me había gustado nadie en mucho tiempo, y sospechaba que no solo me gustaba, sino que también la deseaba como mujer y en mi cama>>

Debo de estar volviéndome loco para estar asumiendo esto, pero en mi vida no existe una verdad más grande que esta, y era que <<deseaba a la hija menor de mi más grande enemigo>>, me traicionaba a mí mismo y eso me cabreaba en gran manera.

Tengo que alejar a la mocosa de mí o esto va a terminar muy mal, aunque en mi mente rondaba una idea que quería desechar, pero quizás era la única solución; tal vez mi interés por la mocosa radicaba en que era un terreno desconocido para mí, nunca he estado con una mujer como ella, quizás era lo que me llamaba la atención, su rebeldía o su personalidad desafiante, tal vez si me la llevo a la cama todo esto termine, satisfacer mi deseo por ella rompería el hechizo que esa bruja me ha lanzado.

Es exactamente lo que debo hacer, llevar a Kiara a mi cama, hacerla mía hasta que calme mi deseo por ella, hasta que ya no sienta esta furia, hasta que me sacie de ella, hasta que quite de mí esto que siento por ella. Debo tenerla entre mis sábanas, debajo de mí..., necesito saber cómo gime, cómo grita, cómo se corre, la quiero para mí.

Estaba decidido, tendría a la enana diabólica, necesitaba quitarme estas ganas con ella.

Nota de la autora:

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