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CAPÍTULO CUATRO

Saoirse

Tiempo actual

Eoin se encontraba lavando los platos del almuerzo cerca a la ventana, lo había dejado quedarse conmigo en lo que dura el campeonato de golf, pero algo me dice que en realidad algo más lo trajo hasta Adare. El cuerpo había sido entregado a las autoridades del pueblo para que iniciaran con el proceso de investigación, aún así el campeonato no se ha cancelado y sigue en pie.

Los noticieros locales han empezado a decir que quizás se trata de un plan para deshacerse de los jugadores más importantes para dejarles el camino fácil a los jugadores más débiles e incapaces de ganar por su propia cuenta. Otros dicen que las leyendas son ciertas y que lo que sucedió hace años puede volver a suceder.

En realidad a nadie le importa lo que sucedió hace años, solo lo recuerdan para así crear más turismo y atraer a extranjeros a lo que llaman el pueblo mágico. Un pésimo nombre para un pueblo que es más que eso, aún así no me importa en lo absoluto.

La neblina se había ido, lo cual me tranquilizó al igual que a Eoin, quien creía que todo se iría de cabeza otra vez.

—Saoirse –dice Eoin desde la cocina–, ¿sabes a qué hora empieza el juego de hoy? Me gustaría ir y de paso invitarte, no sé si te gustaría ir conmigo.

Me acerco a la cocina y coloco mi mano sobre su hombro. Eoin me observa de reojo y sonríe de lado.

—No me gusta el golf, pero si a ti te gustaría invitarme no me negaré en ir contigo, tal vez eso nos ayude a ver qué podemos encontrar en nuestro camino.

—¿Temes a que alguien nos encuentre y nos haga daño?

—¿A ti no te aterra la idea de que nos maten? –Pregunto–. Personalmente vivo con ese miedo a que aquel hombre capaz de transformarse en animal esté merodeando por el área y nos esté vigilando sin nosotros saber. ¿No te aterra la idea de que cualquier animal puede ser un Dunne?

Eoin se encoge de hombros.

—Pues eso depende de sus poderes, puedo darme cuenta de si son de nosotros o son de los malos.

—¿Quiénes son de nosotros?

—Los Campbell, los Doley y los Doherty somos de los mismos y desde hace cientos de años acordaron estar unidos y protegerse unos con los otros. Siempre que encuentres los tatuajes de sus familias sabrás que estás a salvo y que no debes temerles.

—¿Qué tan seguro es estar al lado de ellos?

—Créeme –dice–, es mejor estar lado de uno de ellos que al lado de un Dunne.

—Igual es difícil que sepan que estamos aquí en el pueblo, ¿cierto? Estamos diferentes a la idea que tenían acerca de nosotros. Tú te has teñido el cabello y yo también, dudo mucho que sepan que somos los Doherty.

Eoin ríe de forma sarcástica.

—Ellos saben reconocer personas a pesar de los cambios que se hagan con su físico. No son fáciles de confundir, los Dunne han aprendido a descifrar lo que las personas sienten y dejan ver a través de sus expresiones faciales, si sientes miedo ellos pueden olerlo y sería una tragedia.

—¿Crees que más de alguno de ellos esté entre nosotros en este momento o posiblemente en la competencia fingiendo ser un golfista?

Eoin termina de lavar los platos y se seca las manos. Se acerca hasta a mi lado y deja un beso en mi frente. Años habían pasado desde que nos separamos y Eoin ya era un hombre maduro que había llegado a sus treintas. Eoin ya no era el inmaduro que solía ser y por primera vez en mi vida estaba feliz de que estuviera con vida.

Adare ✔️Where stories live. Discover now