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CAPÍTULO TREINTA Y UNO

Saoirse

El viento se encontraba moviendo las hojas de los árboles de un lado a otro, las gotas de lluvia comenzaban a caer y aquella tormenta que había impactado sin aviso en las costas de Irlanda estaban llegando poco a poco a Adare. Los chicos se mantienen en un círculo sentados en el suelo despreocupados.

Ríen, hacen chistes malos, beben cerveza y comen cualquier aperitivo que Eoin preparó antes de que todos llegaran. La tarde estaba por caer y se esperaba que en la noche la tormenta impactara por completo a nuestro pueblo, generando así viento fuerte que nos obligaría a quedarnos en nuestras casas sin poder salir a ningún lugar.

Suspiro.

Tomo una lata de cerveza y la destapo haciendo ruido, los chicos siguen riéndose por un chiste de Caín, quien ha permanecido más tiempo con nosotros, y Eoin y su novio se comen la boca.

—¡Eoin! –Grito–. Hazme el favor y ve a tu habitación, no quiero que te andes comiendo al pobre Cormac frente a todos nosotros, no queremos ver ese gran acto de amor que se tienen en público.

Ellos ríen.

—Relájate, igual no podemos hacer mucho ruido porque los asustaríamos.

—¡Eoin!

Todos ríen.

Mi teléfono vibra, aquel que llevaba conmigo a todos los lugares a los que habíamos ido antes pero que nunca usé, ese mismo que lo uso al menos dos veces a la semana y que la mayoría de tiempo se mantiene apagado. Ese mismo vibra y lo enciendo para ver de qué se trata.

Un mensaje, contacto desconocido, número de otra ciudad y un texto que hace que me quede quieta por completo.

—Chicos –susurro–, tienen que leer esto que me ha llegado de alguien. Supongo que es una advertencia o un código secreto que no logro descifrar.

Cuando un ave vuela en grupo significa que algo malo está por suceder. Cuando un ave canta es porque está feliz o llamando a alguien. El enemigo es el cazador y el cazador está atrás de ti. Huye, huye, huye...

Cormac ríe.

—¿Qué acaso lo escribió un niño de cinco años? Es que no entiendo nada de lo que está diciendo o quizás está diciéndonos algo más que una mala redacción.

—¿Creen que algo malo esté por suceder en Adare? –Pregunto–. Solo espero que no sea hoy porque el pueblo estará muy vulnerable con lo de la tormenta y estaremos más propensos a una tragedia.

Aoife toma el teléfono de mis manos y lee el mensaje una y otra vez.

—Es el código de Dublín, conocería ese código en donde sea que estuviera escrito. ¿Alguien conoce a alguien que provenga de esa ciudad? –Todos niegan y Aoife chasquea los dedos–. Creo que esta persona quiere que huyamos de Adare para evitar algo o a alguien.

—Es más que obvio que todos quieren que evitemos al señor Duffy, así que podría ser cualquier persona que hayamos conocido antes.

Caín levanta la mano y se acomoda el cabello.

—Creo que ya sé a quién pertenece el mensaje que te han enviado, Saoirse. Hace mucho el señor Duffy ordenó a sus hijos convertir a una mujer en licántropo para que siguiera con la nueva generación de ellos. Estoy casi seguro de que la dueña de ese número telefónico es esa misma chica.

—¿Por qué estás tan seguro de eso? –Pregunto tomando el teléfono de nuevo para esperar un mensaje nuevo–. No podemos estar seguro de eso si no tenemos una prueba fija.

—No hay ninguna prueba fija, solo piénsalo y toma mi respuesta como una posible solución al mensaje.

Asiento.

—Creo que si puede pertenecer a ella. Pero, ¿por qué ella trataría de ayudarnos a nosotros? A todos ellos les caemos mal desde que nacimos sin ninguna razón aparente, solo somos basura para ellos.

Caín niega.

—No deberías de pensar eso, solo acuérdate del plan que nos dijo Deirdre y Ronan que tenían para vencer a su padre. Si aceptamos ese plan podremos ser libres de todo esto y regresar a nuestras vidas regulares. ¿Qué acaso nadie quiere volver a la realidad.

—¿Qué esta no es la realidad? –Interrumpe Aoife–. Todo esto me parece tan real que me da miedo en pensar que he estado viviendo en un maldito experimento porque no recuerdo cuando fue que entré en el.

—Debemos buscar a esa mujer –dice Cian–, si ella quiere ayudarnos debemos movernos rápido antes de que algo malo suceda en Adare.

Todos se ponen de pie pero una explosión en la casa vecina nos hace caer al suelo, los vidrios se rompen y la puerta principal se abre de golpe. Un rayo impacta en medio de la casa atravesando el techo. La electricidad se va de la casa y del pueblo entero generando así gritos.

Otro rayo vuelve a impactar, esta vez más cerca de nosotros. Toso por el humo que entra, la casa de al lado está en llamas y de ella sale una sola persona corriendo prendida en llamas. Observo a Caín quien niega, no sabe nada de que lo que está ocurriendo.

Trato de ponerme en pie, la tierra comienza a moverse lento y poco a poco aumenta la agresividad generando así un terremoto. Los cuadros que cuelgan de la pared se caen al mismo tiempo que las fotos. Los muebles de la cocina se caen dejando así caer los platos y demás utensilios al suelo.

—¡Todos cúbranse! –Grito.

Otra explosión se escucha a lo lejos, el aullido de un lobo suena también a lo lejos y puedo sentir como la tierra aumenta su movimiento. Las paredes comienzan a agrietarse y me oculto debajo de la mesa al lado de Aoife. Los demás están distribuidos por toda la casa bajo cosas que son resistentes.

El humo del fuego entra por completo a la casa y todos comenzamos a ahogarnos. Toso y cubro mi nariz y boca para evitar inhalar, pero me es imposible resistir.

La tierra se detiene, otra explosión se siente a la cercanía y esta vez varios destellos impactan cerca. Ese sonido que tanto miedo nos genera a todos por su potencia han vuelto.

—¡Debemos salir de aquí lo más pronto posible!

Me deslizo por el suelo encontrando así la salida, espero a que todos salgan y nos movemos por toda la calle hasta un lugar despejado. Respiro hondo mientras toso por todo el humo inhalado y observamos el desastre.

La gente sale de sus casas pidiendo ayuda por los incendios que los rayos y explosiones han provocado mientras que otras lloran por seres queridos muertos.

—¿Qué está pasando? –Pregunta Aoife–. Esto tiene que ser obra del señor Duffy, estoy segura de que es él quien está detrás de esto.

—Yo también lo...

Un destello nos impacta, mi cuerpo sale volando e impacto sobre la pared de una casa cercana. Mi cabeza duele y mi vista se nubla, puedo sentir como mi piel se eriza y tiembla al mismo tiempo.

Mis párpados se cierran, mi respiración va disminuyendo y, cuando siento que ya no puedo respirar, cierro mis ojos por completo rindiéndome.

Adare ✔️Where stories live. Discover now