29

0 0 0
                                    

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Saoirse

La luz entra por la ventana, que esta vez ya tiene vidrio de nuevo, e ilumina toda la sala de la casa. Los chicos se mantienen dormidos en todas partes de la casa. Aoife acostada en el sillón más grande y ambos chicos en el suelo durmiendo como dos bebés.

Entro caminando con cuidado a no despertarlos y me acerco hasta Aoife, quien abre los ojos en modo alerta y al ver que se trata de mí se relaja y se sienta.

—¿Todo bien? –Me pregunta bostezando–. He dormido como una reina en este sofá mientras ellos parecen ser mis secuaces que duermen en el suelo esperando a mi llamado.

Río.

—Creo que algo que nos merecemos todos es un día libre de toda esta mierda e ir a jugar algo.

—Cuánto daría por un día sin magia, monstruos o hechizos. No sabes lo que tanto llevo esperando para tener un día libre para mí e ir al salón de belleza. Sé que puedo cambiarme el color con solo chasquear los dedos, pero no es lo mismo hacerlo yo misma que ir al salón y chismear con la que lo hace.

—Tienes razón –digo–, deberíamos de tener un día de chicas. Hace mucho no tengo un día como esos desde que mamá murió.

El espejo tiembla y cae al suelo rompiéndose en pedazos. El maldito espejo que llevo remplazando varias veces desde que comenzó a temblar. Los chicos se levantan de golpe ante el ruido y Caín gruñe al ver que solo fue un espejo.

—Cada vez odio más esto de ser un ser con magia –dice frunciendo el ceño y nos observa–. ¿Qué hacen despiertas tan temprano?

—Planeamos un día de chicas.

—¿Puedo ir? –Pregunta Cian levantando la mano–. No soy chica pero yo me dejo hacer un skincare si es necesario. Esto de estar rodeado de hombres hormonales no me gusta, siento que en cualquier momento uno se me lanzará encima.

Observa a Caín y este sonríe negando.

—A mi no me mires que si comerte quisiera ya lo hubiese hecho antes. Además no eres tan fácil como pareces ser, eres complicado de conquistar.

—¿Ven? A eso me refiero, necesito estar con las chicas para estar más cómodo.

Aoife y yo sonreímos y accedemos a que vaya con nosotras. En ese mismo instante Eoin y Cormac salen de la habitación quejándose del ruido que hacemos, al ver los pedazos de vidrio en el suelo se alertan y preguntan acerca de lo ocurrido.

—Solo el espejo cayéndose otra vez.

Eoin suspira.

—Estoy harto de que la tierra siga moviéndose como si le debiéramos algo.

—Por cierto –dice Cormac–. ¿A dónde van? No crean que no escuché. ¿Acaso piensan ir sin llevarme? Soy el único amigo que tienen que parece más una chica que chico.

—Cormac, se supone que es un día de chicas en el salón de belleza. ¿En verdad quieres ir con nosotras a ese lugar? ¿No te parece aburrido?

—No es aburrido, ¿acaso bromeas? Además van a llevarse a Cian, él ni siquiera se ha besado con un hombre para ser gay. ¿Por qué a él sí y a mí no?

—Porque Caín se lo quiere comer y Cian quiere huir para evitarlo.

Cormac ríe.

—¿En serio? Estoy seguro de que esos dos ya se han enrollado antes y lo están ocultando –dice y todos observamos a Cian y luego a Caín. Cian se sonroja y Caín solo sonríe como si estuviéramos diciendo una verdad.

Adare ✔️Where stories live. Discover now