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CAPÍTULO ONCE

Saoirse

Nadie había movido un solo pie desde que la tierra se había vuelto a mover después de descifrar lo de los juguetes. Aoife dijo que lo mejor era quedarnos quietos para ver si algo raro nos volvía a pasar cómo sucedió antes. El destello de luz había vuelto a verse a través de la ventana, siendo esta vez de color verde intenso que al verlo directamente cegaba la vista por unos segundos.

La tierra seguía moviéndose sin importarle nada, esta vez las personas gritan y salen corriendo de sus casas. Cian da un paso y cae al suelo quejándose del dolor, Aoife dice que nadie se mueva o nos pasará lo mismo.

—Entonces esto solo sucede si nos movemos cuando la tierra se mueve –dice Cormac–, pero esta vez la gente si ha salido a pesar de ser un temblor provocado por alguien con magia.

—Qué se callen de una vez por todas –dice Aoife–, debemos esperar a que se calme para poder movernos más fácil, no quiero que algo nos pase esta noche con esa loca que se acaba de mudar.

—Esta mierda duele –se queja Cian–, se siente como si todo ardiera en mi piel, como si me estuviera quemando vivo. ¿Podría alguien darme una mano para levantarme?

La tierra se detiene, las cosas que se habían caído al suelo estaban hechas pedazos en el suelo quedando así en miles de pedazos. Cian se levanta del suelo y nos agradece por la ayuda brindada.

Sonrío.

—Creo que es momento de ir a la casa de Deirdre y ver qué carajos es lo que está haciendo en ese lugar. El sueño pudo haber sido una pista o un obstáculo para llevarnos por otro camino. No debemos de dejarnos llevar por eso y debemos de investigar por nuestra propia cuenta.

—Claro –dice Aoife–, hay que investigar hasta que más de alguno quede muerto en el suelo debido a un destello repentino. Estoy muy joven para morir y muy vieja para caminar. Además corremos el riesgo de que nos vea por la ventana y si lo hace estaremos muertos en un parpadear de ojos.

—Sigo estando aquí –dice Cian–, no sé si te acuerdas pero soy capaz de crear invisibilidad o cortinas de humo contra destellos.

Cormac asiente.

—Y yo puedo inmovilizar objetos y personas y también fuerza. Cualquier cosa que esté a nuestro alcance y que sea imposible de mover para ustedes para mí lo es posible. Una vez moví un...

—No necesitas darnos explicaciones –interrumpo–, creo que ya debemos marcharnos.

Cian nos pide que nos agarremos de él y siento como comenzamos a movilizarnos por el aire como si pudiésemos volar. Puedo ver los árboles, plantas, casas y autos desde arriba y algunas personas que siguen en la calle despiertas debido al temblor son incapaces de vernos volando.

Sentía como mi cuerpo era invadido por un cosquilleo, mi piel se eriza y siento como comienzo a temblar sin razón alguna. Los chicos no dicen nada, se mantienen callados esperando al descenso de Cian. Al pisar tierra firma frente a la ventana de la casa de Deirdre el destello vuelve a aparecer, esta vez siendo menos brilloso y de un color amarillo.

Mi cuerpo vuelve a temblar y siento como algo se atasca en mi garganta impidiéndome tragar saliva y a la vez respirar. Tomo del brazo a Cian, quien al verme de color violeta se asusta y empuja a Cormac para que reaccione.

Aquella sensación estaba quemándome la garganta, sentía que el aire comenzaba a pasar y había vuelto a mi tono de piel regular. Los chicos me dan aire con ayuda de sus manos y mi piel arde como si estuviera ardiendo en llamas incapaces de ser apagadas

Adare ✔️Where stories live. Discover now