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CAPÍTULO VEINTICUATRO

Nessa Walsh

Frío.

El cuarto estaba frío y el aire que entraba por la ventana terminaba de congelar mis huesos. Mi sed de sangre aumenta y mi cabeza comienza a doler cuando el olor a humano llega hasta mis fosas nasales. Al ser la mezcla más reciente y la única que se ha creado desde la aparición de ellos estoy en un descontrol total. Llevaba ya varias semanas convertida y mi sed de matar no ha podido disminuir.

Huelo una y otra vez, el olor a humano batallando con una enfermedad, el olor a humano que camina en la calle y el olor a humano que sale de su casa. Hay tantos olores que mi cabeza duele aún más fuerte.

Mis ojos se encienden, mis colmillos comienzan a doler al igual que mi cuerpo entero y salgo de la casa sin importarme el que las personas estén afuera. Corro sin mirar atrás siguiendo el olor de un ser humano único y, cuando llego a su casa, abro la puerta de golpe y luego la cierro para que nadie sospeche nada.

La señora Sánchez, así era llamada entre todos en Adare, siendo la única de su familia y que vive aquí solo porque quiere ya que tiene dinero y podría comprarse lo que quisiera. Estoy segura de que tiene más familia, pero nadie lo sabe, tal vez es mentira y alguien siga vivo y solo se burle de ella o quizás viven en Mexico lejos de ella.

La observo, la señora no se percata de mi presencia y sigue haciendo sus quehaceres. Camino lentamente hasta quedar atrás de ella y sin dejarla mover un músculo más la tomo por el cuello y la lanzo al suelo mordiéndola y arrancándole los ojos.

Saboreo, me lamo los dedos, disfruto el banquete y cuando yace sin vida succiono más de su sangre para terminar con ella. Sonrío con satisfacción y me pongo de pie para dirigirme al lavabo.

Me lavo las manos para quitarme el rastro a sangre me veo en el espejo mientras sonrío de oreja a oreja y luego limpio mis colmillos con ayuda del hilo dental que la señora tiene en el lavabo.

La veo muerta en el suelo y antes de salir de la casa tomo uno de los libros que están sobre la estantería en la sala, a unos cuantos pies del cuerpo sin vida. Leo la portada del libro y las coincidencias son tantas que el libro habla acerca de hombres lobo y vampiros como leyendas urbanas.

Río.

—Vaya coincidencia –digo.

—No me parece que sea una coincidencia –dice una voz a mis espaldas–. ¿Qué haces aquí, Nessa Welsh?

Me doy la vuelta para encontrarme con los ojos de Ronan Barry puestos sobre mí y observo cómo su espada brilla ante la luz de la casa.

—Solo vine a comer un poco, no me han alimentado muy bien estos días así que tuve que salir a cazar por voluntad propia.

Él niega.

—No puedes salir y matar gente así como así. Tienes que ser consciente de que cualquiera pudo haberte visto entrar y llamar a la policía.

Río.

—¿Y qué iban a hacerme? –Pregunto cruzándome de brazos–. Cuando me convirtieron en estas cosas extrañas me pasaron todo su poder y sed, ahora es mi turno de saberme valer por mi misma y de saber cazar. ¿Qué no se supone que eso es lo que hace un Barry?

Niega.

—Supongo que no has entendido nada de lo que el jefe te ha dicho con anterioridad. Esto es un plan serio y te lo tomas a chiste.

—Es como si fuera un chiste, no le veo lo importante a esto de la realidad paralela y de estarles mintiendo en la cara cuando solo están jugando a encontrar el tesoro.

—¿Eso es lo que piensas? –Pregunta Ronan acercándose hasta mí–. ¿Piensas que todo eso es una simple búsqueda del tesoro? No sabes nada, Nessa.

—Eso es problema de ustedes por haberme escogido cuando allá afuera hay más gente que pudieron haber sido mejores candidatos para ser el conejillo de indias.

Niega.

—Largo de aquí antes de que alguien se de cuenta de que la señora Sánchez ha sido asesinada. La hemos vigilado por mucho tiempo y en unos minutos era su rutina de salir a caminar una cuadra y luego volver y los vecinos siempre la esperan para hablar con ella.

—Tienen que irse de inmediato –dice esta vez Deirdre quien entra corriendo a la casa–, las sirenas comienzan a escucharse a lo lejos. Debemos irnos todos de aquí antes de que sea muy tarde.

—Yo no me iré con ustedes –digo–, yo me quiero quedar con mi obra de arte. ¿Qué no están orgullosos de mi primer cacería? Pensé que estarían orgullosos de ello ya que los tres somos la misma clase de monstruos.

—Más te vale mover las piernas y usarlas para huir de esta casa o me obligarás a romperte el cuello y a meterte la espada en el corazón.

—Me gustaría ver eso, pero haberla asesinado me ha despertado las ganas de ir a la cama. Nos vemos luego en casa, no dejen sus huellas o se verán involucrados.

Adare ✔️Where stories live. Discover now