𝗢𝗻𝗲𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 ;; ғᴜ́ᴛʙᴏʟ

Sergio Ramos

"Copas de más"

8 de septiembre de 2008

Gabriela Pérez

- Hey, abue - le digo a mi abuelo, Florentino Pérez, el gran multimillonario presidente madridista -.

- Dime, cielo - dice con una sonrisa colocando su mano sobre mi cabello -.

- Me han invitado a una fiesta privada, ¿puedo ir? - digo casi rogándole -.

- Justamente hoy mis jugadores van a hacer una fiesta - dice él sonriendo -.

- Es que a esa fiesta voy, van a celebrar sobre un jugador que no sé que celebra - digo levantando mis hombros -.

- Pues sí te dejo ir, ¿cómo no voy a hacerlo? Pásala bien, cariño, ¡Y qué no se pasen, eh, tienen que mantener su línea! - dice mi abuelo y empezamos a reír -.

- Sí, abuelo, confía en mí -.

Que raro, es la primera vez que no tengo que estar rezando a Dios ni a mi abuelo para que me deje ir a una fiesta, él quiere proteger su imagen, lo entiendo. Pero los medios no deberían relaccionar familiares de famosos con ellos, maldita prensa...

Estoy en un debate mental sobre que ponerme, pero acabo decidiéndome por un vestido largo pero cortado por un lado para enseñar mi muslo derecho, perfecto. Me maquillo, echo un poco de rímel, me rizo el pelo...

- Abueloo - le grito llamándolo -.

- Dime cielo - dice con su dulzura, como siempre -.

- ¿Te gusta cómo voy? - Le digo sonriendo -.

- Claro princesa, estás preciosa mi niña - dice con su sonrisa orgullosa tomando mi mejilla -.

- Gracias, te amo - digo abrazándolo -.

- Y yo a tí, ¿a qué hora es la fiesta? -.

- a las nueve y media, ¿Por qué? - digo sonriendo -.

- Porque son las nueve -.

- ¡Ostia! - digo, rápidamente tapo mi boca -.

- Esa bocota, Gabi - dice mi abuelo advirtiéndome -.

- Perdón abuelo, ¿puedes llevarme? No tengo nadie que me lleve - digo con puchero y ojos de corderito -.

- Claro que sí, cielo, no te preocupes - dice acariciando mi cabeza -.

Una vez nos montamos en el coche le paso la ubicación y tras un viaje de muchas rotondas llegamos a la discoteca.

- Gracias abue, mañana nos vemos - digo besando su mejilla -.

- Vale, cielo, pero no te pongas muy ebria, tienes 19 años y no quiero que tu abuela se preocupe - dice él, yo asiento y me dirijo a la entrada de la discoteca -.

Entro y mis oídos empiezan a inundarse de la música proveniente de los grandes y potentes altavoces que retumbaban sin parar.

- Wow, que olor a alcohol -.

- Hola, pequeña Pérez - escucho una voz y ya por eso sé quien es -.

- Hola, gato - le digo con una sonrisa a Iker. Siempre lo llamo gato por lo ágil que es, es como mi hermano mayor -.

- Ven a tomarte unas copas conmigo - dice con su sonrisa típica -.

- Venga, voy - digo acariciando su espalda -.

Hay unos cuantos jugadores en la barra, pero yo me fijo en Marcelo, que es uno de mis "hermanos mayores" también, el graciosito está bailando muy raro con su copa, lo que causa la risa de todos.