La verdad de Hermes

661 38 1
                                    

Capítulo veintidós

—Espero que puedas encargarte de todo —dijo Nathaniel después de entregarle la lista de invitados a su boda.

—Sabes que será un honor para mí —dijo ella dejándolos sobre su escritorio—. Aún no puedo creer que vayas a casarte y con mi amiga.

—La amo demasiado. Nunca consideré poder sentirme así por alguien que no fuera de mi familia —dijo Nathaniel, feliz—. Ella es tan...

—¿Bella, buena, inteligente? —preguntó Nadia feliz de ver a su hermano enamorado.

—Mandona —dijo este haciendo un chiste.

—No seas malo con ella. Le contaré lo que acabas de decir —dijo Nadia burlándose de él.

—No por favor, no me dejará almorzar con ella por una semana —dijo este riendo.

Después de casarse, Nathaniel pensaba acompañar a Inglaterra a Yamila, ya que le habían ofrecido un trabajo como docente en una universidad conocida. Nadia se sintió algo triste por suponer en que casi no lo vería, pero estaba feliz por él. Yamila lo había cambiado en muchos aspectos.

—Nos iremos después de Año Nuevo —dijo Nathaniel mirando las hojas—. ¿Estás segura de que podrás con todo? Sé que ayudas a Dionisio con su nuevo local, además de que debes preparar todo para tu propia boda. Sin mencionar que diriges una empresa.

—Mi boda puede esperar. Y en realidad es fácil. Cuando tienes dinero puedes hacer que otros hagan lo que necesitas —dijo y se dio cuenta de lo pedante que parecía—. A veces me siento mal por haber juzgado a Ulises cuando estaba a cargo de la empresa de su familia.

—Él te ama —dijo Nathaniel sonriendo.

—Y yo a él —dijo ella feliz—. Y también a ti.

Nadia abrazó a Nathaniel con fuerza. Era su único hermano y lo iba a extrañar cuando no estuviera cerca. Nadia agendó a su futura cuñada para poder acompañarla a ver las cosas de su boda.

—Gracias por ayudarme —dijo Yamila mientras se probaba un vestido y Nadia armaba unos apuntes en su teléfono.

—No hay de qué —dijo ella tratando de poder estar para las dos situaciones.

—¿Y si te ayudo con tu boda? —preguntó Yamila al ver lo ocupa que Nadia estaba—. Sería una manera de devolverle a Ulises un poco de gratitud. Después de lo que le hice pasar como tu abogada.

—Él no está enojado. Sabe que lo hacías para cuidarme —dijo Nadia mientras dejaba un instante su móvil—. Te queda hermoso ese vestido.

—Creo que me quedaré con este —dijo Yamila a la vendedora mientras la ayudaba a quitárselo—. Nadia, considero que, aun así. Sería lindo verte caminar por el salón con un hermoso vestido y bailes al lado de tu amado esposo.

—Entiendo tu punto, pero siempre preferí las cosas sencillas —dijo Nadia mientras volvía a agarrar su teléfono—. Además, ahora que soy una persona conocida tendré problemas si hago una fiesta y no invito a todo el mundo.

—Debes dejar de pensar en los otros, sobre todo en Ulises. Él te ama y quiere que todos sepan que ustedes están juntos. La primera vez él hizo lo que tú querías. Esta vez, podrías hacerlo por él.

—Ya basta, está bien —dijo Nadia a su amiga—. Lo haré, pero con una condición. Primero nos ocuparemos de tu boda. Si sobra tiempo veremos lo mío.

—Genial. Vi unos vestidos que podrías probarte —dijo ella mientras terminaba de vestirse.

Mientras tanto, Dionisio seguía con los preparativos para su nuevo local.

—¿Entendiste todo? —preguntó Dionisio a Apolo.

—Claro, te haré la mejor cocina de todas. Podrás guardar comida para preparar miles de platos de alta calidad —dijo Apolo mientras le mostraba el lugar.

—Bien —dijo Dionisio conforme con la idea de Apolo—. Otra cosa, pro si no quedó claro. Molestas a Mina y te vas de mi casa.

—¿Por qué me amenazas? Ni siquiera me interesaba la fortuna de la familia —dijo Apolo como si estuviera relajado.

—Lo sé, aun así, ayudaste a Artemisa a molestar a Ulises y a Nadia —dijo Dionisio.

—Eso fue por diversión. Nadia parece ser única en su tipo —dijo Apolo sonriendo.

—Lo sé, por eso la defenderé —Amenazó Dionisio nuevamente a su hermano menor.

—Aun así, le desagrado del primer día. Me sorprendió porque suelo gustarles a las mujeres —Apolo era demasiado engreído. Ya que no solo era atractivo, sino que era muy inteligente y había terminado el colegio antes. Incluso había terminado la universidad.

—Nadia no se deja llevar por las apariencias —Dionisio estaba orgulloso de su amiga—. Ni por lo que la gente diga.

—Tranquilo, no le haré nada a tu novia–dijo Apolo burlándose de Dionisio y este volvió a agarrarlo de la oreja.

Por otro lado, Ulises había salido temprano del trabajo. Y se había dirigido a la empresa de su esposa a buscar unos documentos que esta necesitaba firmar.

—Aquí está lo que Nadia necesita —dijo Hermes a Ulises.

—Gracias —dijo este y cuando estaba por irse su hermano lo detuvo.

—Ulises, quiero hablar un minuto contigo. Quería disculparme por ser tan mal hermano. Me comporté como un cretino —dijo este a Ulises.

—Hermes, no es necesario —dijo Ulises mientras que respiraba. Aún seguía molesto con él, pero Nadia le había dicho que era importante mantener buena relación con Hermes.

—Déjame hacerlo. Por favor —dijo y Ulises se sentó—. Siempre creí que por ser el favorito de la abuela nos mirabas diferente. Supuse que no te importábamos, que hacías esas cosas para mostrar tu superioridad. Y cuando pasó lo de Quíone me llené de cólera y no pude seguir en las sombras. Aun así, no fui capaz de ver lo que realmente ocurría. Y traté de vengarme de ti cuando te vi por primera vez feliz.

—Hermes... —Ulises no sabía que él pensara eso.

—Para serte sincero al principio solo quería lastimarte. Alejarte de Nadia y devolverte lo que supuse que tú me hiciste. Y con el tiempo, al conocerla cada vez me empezó a caer mejor.

—Hermes, no sigas —Ulises comenzaba a ponerse celoso.

—Necesito decírtelo. Ella es alguien especial, nunca conocí a nadie como Nadia —dijo Hermes.

—Lo sé —dijo Ulises más tranquilo.

—Supuse que la abuela la había llevado cerca de ti por eso. Pero ya no entiendo por qué está haciendo esto. Nadia me importa mucho y no quiero que sufra. Sé que me quiere como su amigo y aprecio que siga creyendo eso de mí pese a todo lo que hice —dijo Hermes avergonzado.

—Nadia es así. Además, somos familia —dijo Ulises y abrazó a su hermano.

—Ulises, debes tener mucho cuidado. La abuela no está en sus cabales. Algo extraño ha pasado. Papá no aparece, siempre nos estaba molestando. Ahora solo se reúne con ella una vez al mes. Algo está por pasar, ya que la abuela mandó a llamar a nuestros dos hermanos —dijo Hermes a modo de advertencia.

—¿Por qué la abuela haría eso? —preguntó Ulises sorprendido—. Se supone que eran hijos ilegítimos y ella no los aceptaba. Ni siquiera dejó que vivieran en la mansión.

—Es por eso que te lo digo. Cuídate. Quien sabe lo que la abuela esté palmeando.

—Gracias por ser un buen hermano —dijo Ulises tomando la cabeza de Hermes y apoyándola sobre su pecho—. Si hubiera sabido antes lo importante que Quíone era para ti, le habría pedido que viniera antes a explicarte lo que ocurrió.

—Eso ya no importa. Gracias por siempre cuidarme —dijo Hermes. 

Autora: Osaku

Una niñera para el CEO 2Where stories live. Discover now