Hades, un ángel de dos caras

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Capítulo cincuenta y ocho

Al parecer, Ulises y Ares eran gemelos de una camada de trillizos. Hades había sido un hermano concebido de un óvulo y espermatozoide distinto, pero al mismo tiempo. Debido a la cantidad de problemas que había tenido su abuela lo tenía oculto del resto y recién lo pudo llevar a la mansión cuando tenía más de cinco años, pero por su problema de desarrollo parecía más pequeño. Él había estado junto a su abuela todo el tiempo, era el único que sabía la verdad y se la había guardado.

—Ulises te trató como a un hermano y lo inculpaste de la muerte de tu abuela —le reclamó Nadia.

—Ulises solo me trató bien cuando tú se lo pediste. Mientras tanto me veía como los demás, solo era un sirviente para él —dijo Hades molesto.

—Aun así, mataste a tu abuela —dijo Nadia sin poder entender por qué su amigo era tan cruel.

—La abuela moriría de todas maneras. Su enfermedad era incurable y cada vez estaba peor. Solo le di morfina para terminar con su dolor —dijo Hades apartándose de Nadia—. Siempre supe que nunca me mirarías como a Ulises. Incluso estuviste con Ares, únicamente porque se parecía a él.

—Ángel... Tú —ella estaba decepcionada de él. Lo sabía todo y, aun así, dejó que pasara.

—Soy un monstruo al igual que mi padre. Así que no sientas lástima por mí, yo no la tuve por ti —dijo él, seguro de que Nadia lo odiaría.

—Eres un mentiroso. No creeré que hiciste todo esto por dinero —dijo ella secando sus lágrimas.

El testamento de la abuela decía que si los siete no podían ponerse de acuerdo en el transcurso de seis meses, la empresa pasaría a nombre del único hijo que había sido considerado ilegítimo, o sea Hades. Esa parte él la había mantenido a escondidas de sus hermanos.

—Tienes razón, solo quería un lugar en la familia. Sitio que no me dieron incluso al saber que yo era su hermano —dijo Hades a Nadia—. Tú fuiste la única que me vio cuando nadie lo hacía. Por lo que si me pides que confiese y me entregue en lugar de Ulises lo haré.

—Nunca te pediría que fueras a prisión. No quiero que sufras más. Aunque no entiendo tus razones, sé que en el fondo eres una buena persona —dijo Nadia y volvió a abrazar a Hades.

—Deberías odiarme —dijo este sin entender por qué ella seguía siendo su amiga

—Debería, pero no puedo —dijo ella sonriendo—. Tú siempre estuviste para todos, incluso para Artemisa. Ella se salvó gracias a ti.

Al parecer Hades sabía que los resultados de Artemisa habían dado mal, pero su padre había conseguido que los alteraran. La única manera de que esta fuera operada era si había evidencia de que el coágulo estaba sangrando. Por lo que él consiguió en el mercado negro el líquido con el que roció a su hermana. Pese a todo, él solo buscaba reconocimiento por parte de los demás.

—El doctor Romero dijo que pese a que el líquido que le rociaron a Artemisa la hizo sangrar de más. Si no hubiera sido intervenida no se habría salvado —dijo Nadia a su amigo.

—Me alegro por ella —dijo Hades sonriendo levemente.

—Nadia, tenemos poco tiempo —dijo Ares un poco celoso de cómo ella actuaba con Hades.

—Tranquilo que tú la tendrás de por vida —dijo su hermano señalando el bebé en su vientre—. Lamento causarte tantos problemas Nad, nunca quise que tuvieras que pasar por esto.

Al parecer el bebé que Nadia llevaba en su vientre si era de Ares. Aunque no pudieran hacerle pruebas de sangre porque llevaba el mismo ADN que Ulises, la fecha coincidía con el tiempo en el que ellos habían estado juntos.

—No te preocupes por eso. En parte es mi responsabilidad —dijo Nadia sonriendo—. Ahora debes irte con el señor Li, él te ayudará.

Hades miró detrás de Nadia y vio al señor Li. Este estaba en el lugar con más guardaespaldas que dedos en su cuerpo.

—¿Ulises? —preguntó Hades preocupado.

—Él les hará saber a todos que tú moriste cuando tu padre trató de acercarse a Artemisa —dijo Nadia, preocupada porque Hades no aceptara su ayuda—. Sabes que ellos no podrían perdonarte por lo que le ocurrió a tu abuela, ¿verdad?

—No esperaba que lo hicieran. Aunque solo yo vi cuanto dolor, ella estuvo atravesando estos últimos años —dijo Hades

—¿Vamos? —preguntó el señor Li a Hades.

—Pero, ¿qué pasará con el juicio contra Ulises? —preguntó Hades.

—Ya nos encargamos de eso —dijo Ares sonriendo—. Te culparán a ti por lo que ya no podrás volver aquí. Aun así, al ser declarado muerto no necesitaras cumplir con tu condena

—Ulises es mi amigo, él me pidió que te protegiera —dijo el señor Li a Hades.

—Pese a todo tu hermano te quiere —dijo Nadia a Hades y este no pudo evitar volver a llorar.

Hades, en realidad, sentía mucha culpa por haber estado envenenando a su abuela con la morfina, pero esta era la única manera de hacer que el dolor fuera menor. Lo que hizo que no pudiera seguir con sus planes de ser de nuevo el heredero de la empresa de su familia. Aun así, estaba sufriendo por haber sido él quien terminara con la vida de la única mujer que había sido como su madre. Pese a todo el odio que también llevaba en su interior

¿Era posible que amara y odiara tanto a su familia? Ni él podía comprenderlo. Sin embargo, Nadia y Ulises lo habían perdonado. Ahora comenzaría una nueva vida al lado del señor Li. Gracias a sus hermanos y a su amiga y amada Nadia.

Mientras tanto, su padre iría a prisión por un crimen que no cometió. Sin embargo, a ninguno de sus hijos le importaba. Había causado demasiado daño a toda su familia como para que se preocuparan por eso. Los únicos que sabrían la verdad serían Nadia, Ares y Ulises.

Autora: Osaku

Una niñera para el CEO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora