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Gong Yingxian dijo: —Responde la pregunta que acabo de hacer.
Zhou Chuan susurró: —Realmente no conozco a la persona que provocó el incendio, ni al dueño del automóvil.
—¿Cómo accediste a prenderle fuego al auto? Habla de eso de principio a fin.
—Simplemente... en Seraph, alguien publicó sobre una hora y un lugar donde querían quemar un auto, así que fui a probar suerte.
—¡Tonterías! —Ren Yi lo regañó.
Zhou Chuan inconscientemente cruzó las manos frente a su cara, y la forma en que se estremeció mostró que estaba realmente asustado.
Gong Yingxian miró a Zhou Chuan con frialdad: —Las publicaciones en el foro están muy enfocadas en proteger su propia información. Es imposible que alguien sea lo suficientemente estúpido como para escribir la hora y el lugar claros del crimen. Parece que no escuchaste lo que acabo de decir.
Zhou Chuan dijo con voz temblorosa: —Alguien me envió un mensaje privado...
—¿Dónde está el mensaje privado, quién lo envió y cuál era su contenido?
—Lo borré después de leerlo. La hora y el lugar son todos anónimos. Las publicaciones y los mensajes privados son todos anónimos —dijo Zhou Chuan en voz más baja.
Gong Yingxian entrecerró los ojos: —¿Estás seguro de que quieres proteger a alguien que no conoces? Si no podemos atraparlo, asumirás todas las responsabilidades.
Zhou Chuan echó un vistazo a Gong Yingxian y dijo: —Yo, yo no hice nada, solo, solo tomé fotografías.
Sin mencionar a Gong Yingxian, Ren Yi ahora quería estrangular a Zhou Chuan hasta la muerte.
Al ver que el rostro de Gong Yingxian se volvía cada vez más sombrío, Zhou Chuan dijo con ansiedad: —Oficial Gong, también quiero cooperar, ¡pero realmente no lo sé! El hombre tiene unos treinta años, es de complexión media y no tiene un acento obvio... Eso es todo lo que sé.
Gong Yingxian miró fijamente a Zhou Chuan durante mucho tiempo y luego preguntó de repente: —¿La persona que quemó el auto es la misma persona que te dió la información?
—No —dijo Zhou Chuan rápidamente, y luego cambió de inmediato sus palabras—. No lo sé.
Ren Yi gritó en su corazón, Gong Yingxian captó la laguna en las palabras de Zhou Chuan.
Gong Yingxian se burló: —Ya veo, sabes que no son la misma persona. La persona de la que no estás dispuesto a confesar no es la persona que quemó el auto, sino la persona que te contó la información.
Zhou Chuan se puso pálido y sacudió la cabeza: —No lo sé.
Gong Yingxian preguntó con fuerza: —¿Por qué, quién es él y cuál es su relación?
