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Ren Yi le sirvió un vaso de agua a Gong Yingxian y luego lo acompañó en silencio.
Los dos todavía estaban en la sala de interrogatorios. Gong Yingxian se sentó en la silla y permaneció en silencio durante mucho tiempo. El vaso de papel desechable hizo que su mano pareciera más grande, pero Ren Yi podía ver claramente una sombra escondida en ese gran cuerpo. Una pequeña sombra en el fondo, una sombra que nunca ha salido a la luz en dieciocho años.
Gong Yingxian levantó la mano con rigidez, como si acabara de darse cuenta de que tenía una taza en la mano. Dejó la taza sobre la mesa, respiró hondo y dijo en voz baja: —¿Porqué siempre me ves así? —era tan tranquilo y sereno frente a los demás, pero frente a Ren Yi, por varias razones, perdía el control una y otra vez.
Ren Yi lo consoló con una voz suave: —Debido a que somos amigos. Los amigos se mostrarán diferentes lados entre sí.
—De verdad... —Gong Yingxian se cepilló el flequillo con las manos ya que su cabello empapado de sudor estaba pegado a su frente, al levantarse el flequillo revelaba una frente grande y suave—. ¿Tienes muchas preguntas que hacerme?
—Lo que quieras decir, estoy dispuesto a escucharlo, pero no te forzaré.
Gong Yingxian miró a Ren Yi con una mirada algo hueca en sus ojos: —Me convertí en oficial de policía para encontrar al asesino de mis padres y mi hermana.
Ren Yi asintió: —Lo supuse.
—Solo tengo más de un año —dijo Gong Yingxian temblando—. El período de enjuiciamiento de 20 años está a punto de expirar, pero ni siquiera tengo a quien demandar.
Ren Yi miró el claro dolor en los ojos de Gong Yingxian y su corazón se llenó de tristeza. Era muy difícil para un niño de seis años no recordar mucho y tratar de recordar dieciocho años después.
—La hermana Yan y yo hemos recopilado todas las evidencia que pudimos encontrar a lo largo de los años, pero las pistas aún no están claras —Gong Yingxian apretó los puños—. Pero hace un momento, esa persona dijo algo que no podría haber sabido.
—Él no debería ser el asesino, su edad no coincide.
—No, pero él puede saber quién es —Gong Yingxian apretó los dientes luciendo feroz—. ¡El asesino todavía sigue vivo, sigue vivo!
Ren Yi dijo con voz profunda: —¿En qué puedo ayudarte?
Gong Yingxian miró fijamente a Ren Yi, sus ojos profundos brillando como niebla: —... Mi mente está muy confundida en este momento, no lo sé.
Ren Yi le dio unas palmaditas en el hombro: —No importa, esperaré a que aclares tus pensamientos, tal vez realmente pueda ayudarte.
Iba a ir a casa y preguntarle a su padre si aún recordaba el incendio. Nadie tenía más probabilidades de conocer las pistas de hace dieciocho años que quienes estuvieron presentes en ese momento. Sin embargo, con el estado del cerebro de su padre, era posible que no pudiera recordar nada, por lo que no planeaba decírselo ahora a Gong Yingxian, no sea que se ponga feliz en vano.
