Capítulo 4: Eloy

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A las tres y media, Eloy llego a su casa, y entro por el pasillo, ignorando los marcos con cuadros egipcios que habia de decoración.

- Hola mama. Dijo al entrar en el salón, mientras veía como su madre ponía la mesa.

- Hola, cielo.- Respondió ella con un tono muy amable.- ¿Qué tal ha ido el día?

La madre de Eloy , al igual que su hijo, tenia el pelo y los ojos castaños, pero no era tan delgada y pálida como el. Su madre era una mujer robusta, entrada en carnes, pero para tener cuarenta y cinco años, aun seguía bastante atractiva.

- ¿Ha llegado papa? Pregunto Eloy.

- No, aun no.- Respondió ella.- Pero ya tiene que estar al volver, ¿Por que?

- Solo preguntaba. Añadió el mientras comenzaba a caminar con la idea de ir a su habitación.

- ¡Oh, Eloy! Exclamo su madre mientras se volvía hacia el.

Eloy, al escucharla, se giro y le hizo un gesto con la cabeza, como si le estuviera preguntando que pasaba.

- Juanma quiere decirte algo. Le explico con un tono serio y a su vez, alegre, acompañado de una sonrisa.

- ¿Ha ocurrido algo malo? Pregunto Eloy, intentando disimular que no estaba preocupado.

- ¡No! - Respondió su madre mientras fruncía el ceño.- Es algo bueno.- Y luego, con una sonrisa, le animo para que siguiera avanzando.- Adelante, te esta esperando.

Y Eloy, sin saber la noticia que recibiría de su hermano, siguió caminando hasta llegar a su habitación.

- ¡Juanma! - Grito al llegar a la puerta.- ¿¡Estas ahí!?

- ¡Di Edoy, pada! (¡Si Eloy, pasa!) Grito Juanma desde el otro lado de la puerta.

Eloy al escucharle, abrió la puerta y entro.

La habitación de su hermano estaba completamente ordenada, la suya comparada a la de el era una selva llena de calzoncillos y pantalones sucios. Su hermano estaba sentado en una silla, apoyado en la mesa que tenia en su habitación, estaba comiendo.

- ¿Qué tal te ha ido el día en la escuela? Pregunto su hermano mientras avanzaba hacia el.

- Me-Me ha dido mu-muy dien (Me ha ido muy bien) Respondió su hermano mientras seguía comiendo.

Juanma era un niño con síndrome de Down, pero a pesar de eso, ya era mas responsable que su hermano, y eso que solo tenia once años. Juanma era un chico bajito, gordito, y con gafas. Tenia el pelo castaño, normalmente, su pelo era rizado, pero la semana anterior decidió cortarse el pelo, no porque le gustara tenerlo corto, sino porque habia decidido parecerse a su hermano mayor, pero nadie de su familia lo sabia.

Al principio, cuando Juanma era mucho mas joven, Eloy lo odiaba, pero no era ese odio típico entre hermanos, era sencillamente, puro odio, lo odiaba por ser diferente. Creía que, por ser un niño con síndrome de Down, seria una persona irresponsable que no podría vivir por si mismo, siempre tendría que estar con alguien, algo que a Eloy no le hacia mucha gracia, porque sabría que esa responsabilidad caería sobre el, tarde o temprano. Pero con el tiempo, descubrió que una cosa no estaba reñida con la otra, su hermano era mucho mas responsable que el. De hecho muchas veces se le pasaba por la cabeza la idea de que su hermano lo mantendría en un futuro, algo que le hacia mucha gracia de verdad.

Con el tiempo, aprendió a valorarlo, y se dio cuenta de lo mucho que lo quería, y de lo mucho que lo quería su hermano, a pesar de que el era un poco soso con el. Casi nunca lo abrazaba ni lo besaba, no porque le diera asco, sino porque quería aparentar ser un hermano serio y estricto, pero cuando le ocurría algo bueno a su hermano, no podía evitar alegrarse por el, aunque siempre lo intentara ocultar, tal y como habia hecho antes, cuando su madre le dijo que tenia algo que decirle.

La ouijaWhere stories live. Discover now