Capítulo 18: Natalia

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- Papa.- Dijo con la voz ahogada, sin dar crédito aun a lo que estaba viendo.- Papa, ¿De verdad eres tu?

- Si cielo, soy yo.- Respondió muy seriamente, mientras se acercaba a ella.- Has crecido mucho desde la ultima vez que te vi.

Natalia al escuchar esas palabras, no pudo evitar sonreír y derramar algunas lagrimas de alegría.

- Es lo que tiene estar vivo.- Le dijo, con un poco de humor.- Que creces.- Y luego, mientras miraba a su padre de arriba abajo, añadió.- En cambio, tu sigues estando igual.

Su padre, al escucharla, le lanzo una pequeña sonrisa, pero tan pequeña, que ni siquiera parecía que habia movido la boca.

- Es lo que tiene estar muerto, cielo.- Respondió muy seriamente.- Los muertos nunca envejecemos.

Natalia al escuchar sus palabras se sintió un poco incomoda, no por lo que había dicho, sino por como lo decía. Ella recordaba a su padre con un tono bastante alegre y divertido, pero ahora, era un tono serio y apagado. Claro que, no le dio mas importancia de la que tenia. Pensó que seguramente, su padre le hablaba con un tono mas alegre e infantil debido a que era una niña pequeña, y que ahora, al verla cómo una adolescente, se limitaba a hablarle por lo que es, una joven que esta a pocos pasos de ser mayor de edad.

- Papa, ¿de verdad eras tu el espíritu del viernes? Pregunto Natalia, mientras seguía sentada en la cama.

Si cielo, era yo.

- ¡¿Y porque tenias aquel aspecto cuando te vi?! Exclamo

- Ya te lo he dicho.- Respondió con el mismo tono sereno de antes.- Solo era una broma.

- ¡Me da igual! - Exclamo, enfadada.- ¡No me gusto verte así, y mucho menos cuando me poseíste, ¿Por qué lo hiciste, papa?

- Ya te lo he dicho.- Respondió.- Solo era una broma.

- ¡¿Y porque razón no te mostraste delante de mis amigos?, ¿Por qué razón solo te mostraste ante mi?, ¿Y porque escribiste la palabra "Muerte" cuando estábamos jugando los cuatro?, ¿Qué querías decir con aquella palabra?!

Natalia no se dio cuenta, estaba tan atacada e histérica que apenas se daba cuenta de lo que decía y de lo que le respondía. No se daba cuenta de que, su padre, por cada pregunta que le hacia, le respondía siempre con lo mismo, "Ya te lo he dicho, solo era una broma".

Entonces, cuando Natalia termino de formular todas sus preguntas, su padre, como si acabara de salir del bucle, le dijo:

- Tengo que decirte algo Natalia, algo importante.

- ¿El que? Pregunto Natalia, extrañada, olvidándose de todas las preguntas que le había hecho.

- Se trata de tu madre. Le dijo su padre muy seriamente.

- ¿Mi madre? - Repitió ella, con el ceño fruncido.- ¿Qué le pasa a mi madre?

- Se esta muriendo.- Respondió.- Le quedan solo unos días de vida.

Natalia al escucharle comenzó a reírse.

- ¡¿Pero que dices?! - Exclamo mientras se reía, y cuando se calmo un poco, añadió.- ¡Es cierto que mi madre esta enferma, pero ya no se esta muriendo, esta mejor, mucho mejor!

- Estas dudando de la palabra de tu padre.- Añadió su padre muy seriamente, mientras la miraba.- Estas dudando de la palabra de un muerto.

Natalia al escuchar aquellas palabras, se le borro la sonrisa de la cara.

- ¡Mientes! - Exclamo, enfadada, mientras se levantaba de la cama, olvidándose del tablero.- ¡Mi madre no se esta muriendo! - Y luego, con una voz mas apagada, añadió.- No puede estar muriéndose.

Y entonces, poco a poco, y con la mirada perdida, fue sentándose de nuevo en la cama, y cuando lo hizo, comenzó a llorar.

- ¡No puede ser cierto! - Decía entre lagrimas.- ¡No puede ser cierto!

- Estas dudando de la palabra de tu...

- ¡No lo repitas! - Exclamo Natalia mientras le miraba.- ¡Ya te he oído la primera vez!

Su padre, al oírla gritar, permaneció en silencio, y así permanecieron los dos durante un largo rato, sin dirigirse la palabra el uno con el otro. ¿Qué será de mi vida cuando ella se muera? - Se pregunto mientras miraba hacia el suelo y seguía llorando.- ¿A donde iré cuando ella muera, no tengo a nadie con quien quedarme?. ¿Y que será de mis amigos?, ¿Los volveré a ver alguna vez?

Entonces, cuando  termino de formular cada una de aquellas preguntas, pensó que, tal vez, podría haber algún modo de salvarla. Pensó que, tal vez, pudiera salvar a su madre de las garras de la muerte.

Entonces, levanto de nuevo la cabeza, con la idea mirar a su padre a los ojos, y le pregunto:

- ¿No hay ningún modo de salvarla? Le pregunto a su padre, desesperada por el hecho de imaginarse un futuro sin su madre, un futuro en el que estaría sola, sin que a nadie le importara.

Su padre no respondió.

- ¡Por favor, respóndeme, no te quedes callado! - Y entonces, tras decir eso, se puso de rodillas en el suelo, y le suplico.- ¡Te lo suplico papa!, ¡Dime si hay algún modo de salvar a mama!

Y entonces, su padre, al instante, como si hubiera estado esperando aquella pregunta desde que apareció en su habitación, respondió:

- Hay una.

- ¡¿Cual?! - Le pregunto, arrodilla.- ¡Dímelo, sea lo que sea, lo haré!

Entonces, su padre avanzo un poco mas hacia ella, se arrodillo para ponerse a su altura, y entonces, poco a poco, fue abrazándola y acariciándola con sus dedos largos, mientras a su vez, la dejaba caer sobre su cuerpo delgado y carbonizado. Y entonces, cuando ya la tenia entre sus brazos, acerco sus labrios a su oreja, y con una sonrisa sobrenatural que le llegaba hasta los ojos, y que mostraba sus dientes puntiagudos, le susurro:

- Para salvar a tu madre, tienes que matar a Yeiko.

La ouijaWhere stories live. Discover now