Capítulo 26: Natalia

6 0 1
                                    


Natalia al ver el cuerpo de Yeiko en el suelo, se echo sobre el, y comenzó a abrazarle. Desde el principio, una parte de ella quería hacerlo, porque quería salvar a su madre a toda costa, pero ahora que lo había hecho, no podía evitar sentirse mal consigo misma, no solo porque había acabado con la vida de su amigo, sino también porque le había quitado la vida a alguien que estaba completamente enamorado de ella.

- Lo siento mucho.- Le decía mientras le abrazaba.- Lo siento mucho, Yeiko.

Y entonces, mientras le abrazaba, oyó unos pasos yendo hacia ella, y supo que se trataba de su padre.

- Lo has hecho bien.- Le dijo seriamente mientras entraba en la habitación.- Ahora, sácale de aquí antes de que despiertes a tu madre.

Tras oírle, rápidamente y sin pensárselo, se levanto, y arrastro el cadáver de su amigo hasta el salón.

- ¿De verdad no había otra forma? Le pregunto Natalia, mientras dejaba el cadáver de Yeiko en el salón.

Su padre, hizo un gesto de negación.

- Entonces, ¿Mi madre esta a salvo? - Le pregunto.- ¿Ya no morirá?

Su padre, al escuchar su pregunta, negó con la cabeza.

- Aun no.- Respondió muy seriamente.- Tu madre aun se esta muriendo.

- ¡¿Que?! - Exclamo Natalia, y entonces, mientras lloraba y señalaba hacia el cadáver, añadió.- ¡He hecho lo que me has pedido, he matado a mi amigo!

- Tienes que hacer algo mas. Le dijo su padre mientras la miraba.

Natalia al escucharle comenzó a reírse.

- ¡¿Que quieres que haga ahora?! - Le pregunto mientras su voz se ahogaba.- ¡¿A quien quieres que mate?!

- No tienes que matar a nadie.- Le respondió su padre mientras se acercaba a ella.- Lo único que tienes que hacer, es esperar aquí, junto al cuerpo de tu amigo.- Se detuvo un momento para mirarla fijamente a los ojos, y al rato, añadió.- Pero necesitas dos cosas.

- ¿Cuales? Le pregunto Natalia mientras le miraba a aquellos ojos, que por alguna razón que desconocía, estaban haciéndose mas grandes.

- Necesito que el tablero este también en la habitación, en un lugar visible.

- Vale, de acuerdo, ¿Algo mas?

Su padre se quedo un momento en silencio, y al rato, mientras aparecía una sonrisa sobrenatural que llegaba hasta sus ojos, acompañada de unos dientes puntiagudos y amarillentos, le pregunto:

- ¿Tienes un bidón de gasolina?

La ouijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora