Capítulo 19: Abraham

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Lunes, 29 de abril de 2019

Abraham se despertó, como siempre, malhumorado, porque sus padres le encendían la luz de su habitación para que se despertara y no llegara tarde al... Espera.- Se dijo mientras abría los ojos, y miraba hacia toda la habitación.- No me han despertado.

Entonces, se inclino hacia una pequeña mesita de noche que tenia al lado de la cama, encendió la lampara, y cogió el móvil, pensando en que probablemente, sus padres no le habrían despertado porque aun era temprano.

- ¡Ostia! - Exclamo al ver que el reloj de su móvil marcaba las nueve menos veinte de la mañana.- ¡Joder, llego tarde!

Tras decir eso, se levanto de la cama rápidamente, y empezó a prepararse para ir al instituto, pero ya nada podía evitar el hecho de que las clases habían empezado hace diez minutos.

Mientras se preparaba, no podía evitar pensar en su tablero. Había desaparecido el viernes, después de que sus amigos se hubieran marchado, cosa que, le extrañaba, porque sabia que ninguno de sus amigos había entrado en su habitación. Sabia que, cabía la posibilidad de que sus padres, probablemente el fin de semana, hubieran entrado en su habitación y se la hubieran escondido para que no la usara, pero eso era algo que carecía de sentido para el, por dos razones. La primera, porque sus padres si hubieran descubierto una Ouija en su habitación, no solo le hubieran llamado la atención, sino que además, le hubieran reñido. Y la segunda, pero no menos importante, es que sabia que sus padres no habían entrado en su habitación durante todo el fin de semana.

Abraham había observado que, desde que volvieron, estaban demasiado raros, no solo con el, sino también con su forma de ser, lo único que habían hecho desde que volvieron era ver la tele, comer sin ganas, y dormir. De hecho, en todo el fin de semana, no le habían dirigido mucho la palabra. Le hablaban, pero no como estaba acostumbrado, y las pocas veces que lo hacían, lo hacían con un tono serio y siniestro. Aunque, esto a Abraham no le importo en absoluto. A el, lo que realmente le importaba durante todo aquel din de semana era su tablero, su Ouija, quería encontrarla, ¿Por que?, no lo sabia ni el, pero necesitaba encontrarla.

La busco durante todo el fin de semana, pero no la encontró. Por mucho que busco, no apareció, así que, al final, la acabo dando por perdida.

Tardo cinco minutos en prepararse, y cuando lo hizo, cogió su mochila y salió por la puerta de su habitación.

Al salir, se encontró con sus padres, estaban sentados en el sofá del salón, viendo la tele.

- ¡Anda que avisáis! - Exclamo Abraham al verlos.- ¡¿Porqué no me habéis despertado?!, ¡Llego tarde a clase, ¿Lo sabéis?!

Por un momento, creyó que sus padres le saltarían de alguna manera. Creyó que, seguramente le dirían algo como, "Si hubieras puesto la alarma, no te habrías quedado dormido" o "Ya eres lo bastante mayor para que te despertamos, ¿No crees?". Era algo que le habían dicho muchas veces, y lo cierto es que ya no se sorprendía cuando se lo decían.

Pero aquel día, sus padres no le dijeron nada, ni siquiera se molestaron en mirarle cuando salió de la habitación.

- ¡Mama, papa! - Exclamo desde la puerta de su habitación, extrañado porque sus padres le ignoraban.- ¡Habéis oído lo que os he dicho!

Sus padres no le miraron, estaban concentrados en el televisor, sin moverse y sin hablar. A Abraham por un momento le pareció que eran simples muñecos, solo que, a tamaño humano.

- ¡Mirad, no tengo tiempo para vuestras bromas! - Replico mientras caminaba por el pasillo.- ¡Me voy, llego tarde al instituto!

Y entonces, mientras caminaba por el pasillo, el teléfono de la casa comenzó a sonar.

La ouijaWhere stories live. Discover now